La UE no tuvo en cuenta los riesgos en la cadena de suministros en los contratos de las vacunas del Covid-19

El Tribunal de Cuentas de la Unión Europea ha presentado esta semana un informe analizando el proceso de adquisición de vacunas adoptado por la Unión Europea desde le inicio de la pandemia hasta 2021. 

En concreto, la institución comunitaria ha basado su análisis en el examen de tres cuestiones: primero, en la eficacia de los preparativos de la Unión Europea en la adquisición de vacunas; segundo, en la capacidad de los negociadores de garantizar los objetivos de adquisición de vacunas según lo firmado en los contratos y; tercero, en cómo la UE hizo frente la UE a las complicaciones en el suministro de las mismas.

Además, para contextualizar, el estudio hace una comparativa con las estrategias planteadas por Reino Unido y Estados Unidos en cuanto al calendario de contratación, las condiciones firmadas y el apoyo a la producción.

La estrategia comunitaria se basó en la compra centralizada de las dosis para garantizar el acceso a tiempo de las vacunas de manera equitativa entre Estados miembros. Así, se estableció un acuerdo entre ambas partes (países de la UE y la Comisión Europea) que estaba centrado en dos organismos: un comité para supervisar los acuerdos y un equipo negociador (ECN) para establecer las condiciones de los contratos para las farmacéuticas. 

La negociación consistió en tres fases: un estudio de mercado, con cuestionarios para los fabricantes y reuniones con estas empresas; las negociaciones preliminares entre el ECN los fabricantes, que terminaba con la fijación de los principales elementos del acuerdo; y una última fase de cierre de la negociación entre ambas partes en la que la empresa presentaba una oferta de licitación y terminaban con una firma por ambas partes. 

Tanto la Comisión como los Estados miembros, según el informe, adoptaron un enfoque flexible para priorizar la llegada temprana de las vacunas. El acuerdo entre ambas partes incluía el asesoramiento científico a la Comisión, pero a falta de datos sólidos, esta institución tomó decisiones sin disponer de pruebas claras. 

Con relación a esta fase de la adquisición, el informe establece que las condiciones principales se fijaron en la fase preliminar de las negociaciones, antes de establecer las licitaciones. También se ha constatado que uno de los criterios de evaluación, diseñado a mediados de 2020, creado para evaluar la fiabilidad de los planes presentados por empresas, seguía usándose a finales de año y a principios de 2021. Esto significa que se seguía evaluando los resultados de las compañías candidatas `previos a la pandemia en vez de “guiarse por la producción prevista”. Es decir, se mantuvieron los mismos criterios para la adquisición de 4.600 millones de vacunas. 

La tercera conclusión en este apartado y, quizás la más llamativa, es que en la evaluación de las ofertas no se identificó riesgos en la cadena de suministros, algo que, adelantándose unos meses, se pudo comprobar que fue un obstáculo para garantizar la distribución de las dosis. El informe establece que el ECN priorizó el precio, la responsabilidad civil y los calendarios de entrega, dejando de lado las redes de suministro y la producción de las corporaciones candidatas.

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