La Fundación Naturgy ha organizado este jueves una presentación para abordar el escenario de la ansiada independencia energética y los retos planteados para el año 2030 en cuanto a inversión y desarrollo tecnológico. Bajo el título La actividad de promoción de generación renovable en España, durante el evento se dio a conocer un estudio elaborado por Deloitte y editado por la Fundación con el que se pretende dar a conocer la situación actual, las medidas que deben adoptarse en materia de regulación y seguridad jurídica, así como la licencia social necesaria con la que deben contra los proyectos para alcanzar su viabilidad.
Para profundizar en esta cuestión, Israel González, Senior Manager del área de Regulación de Energía en Deloitte España, destacó la importancia de abordar diferentes aspectos. Algunos de los más llamativos son cómo se encuentra el proceso de transición energética en Europa, cómo se generan estos desarrollos de proyectos, conocer qué agentes están involucrados en las diferentes etapas de la cadena de valor, la capacidad de acceso e integración y, también, los nuevos retos que se plantean ante el nuevo despliegue de generación renovable.
En la actualidad, Europa se encuentra en un proceso de doble transición energética. La primera vía nació con el proceso de descarbonización hace unos años. Conocida como European Green Deal, la Unión Europea se marcó el fin de convertirse en el primer continente climáticamente neutro antes de 2050. Mientras que, como consecuencia de la guerra en Ucrania, ha surgido una segunda vía de transición energética al haber quedado patente la posición europea respecto a su dependencia de los combustibles fósiles rusos. Por ello, el nuevo objetivo de la política energética común es reducir lo antes posible dicha dependencia europea.
En relación con el primer punto, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima para España (PNIEC) contempla unos objetivos “muy ambiciosos”, comenta González, con el planteamiento de un 74% de generación renovable para el ejercicio 2030, lo que supone un incremento de 60 GW de capacidad de generación eléctrica renovable durante el periodo 2021-2030. Así, para el experto existen dos aspectos “necesarios” para alcanzar estas metas. En primer lugar, será necesario un “importante esfuerzo inversor” y, adicionalmente en un sistema con una alta penetración de energías renovables, también “se necesitará instalaciones de respaldo y de almacenamiento”.
Por su parte, la segunda vía surgida tras la crisis de Ucrania ha puesto de manifiesto que los Veintisiete importaban grandes volúmenes de combustibles fósiles de Rusia: gas natural (40%), petróleo (27%) y carbón (46%). Por ello, el plan REPowerEU planteado por la UE está estructurado en tres pilares básicos -incrementar la eficiencia energética, diversificar las fuentes de energía y acelerar la transición hacia una energía limpia- y plantea unos objetivos “mucho más ambiciosos”. Un ejemplo de ello es la propuesta de que para 2030 se alcance un incremento del 13% en ahorro de energía o que las fuentes de energía renovable se incrementen hasta el 45% para ese mismo año.
¿Y cómo propone conseguirlo? Según explicó el responsable de Deloitte, la UE propone utilizar con mayor intensidad la energía fotovoltaica a través de los tejados solares, la energía eólica marina y el hidrógeno renovable, además de otras tecnologías como la geotermia o las bombas de calor. Para conseguirlo, no obstante, el experto también resalta que para lograrlo serán necesarias “grandes inversiones a nivel internacional con interconexiones en Europa” e “inversiones en cada uno de los estados miembro con una financiación adecuada de estos planes para llegar a cumplir los objetivos”.
¿En qué situación se encuentra España?
Tal y como abordó Israel González, un gran volumen de los proyectos que se plantean y que están en una etapa de promoción y desarrollo están teniendo unos tiempos “más dilatados de lo razonable”, por lo que ha subrayó la importancia de tratar de reducir los tiempos para pasar a la fase de construcción y aprovechamiento de la instalación”. A pesar de estos datos, también es cierto que España cuenta con un amplio volumen de empresas y unidades de negocio que se encuentran relacionados con la generación renovable. En datos, desde Deloitte apuntan a más de 4.000 empresas que dan trabajo a más de 80.000 empleados de forma directa e indirecta, así como más de 65.000 instalaciones de generación renovable a lo largo del territorio.
Por otra parte, González también tuvo tiempo de destacar el papel ciudadano al que considera un “eje central” en la transición energética. En su opinión, su importancia sobresale en la medida en que la sociedad será la encargada de potenciar las instalaciones de autoconsumo y cada vez será más relevante la aparición de comunidades energéticas locales.
Por último, también se hizo hincapié en que la implantación a lo largo de todo el territorio no es homogénea como consecuencia de la existencia de unos u otros recursos. Así, tal y como analizaron durante la presentación de La actividad de promoción de generación renovable en España, el desarrollo y despliegue de instalaciones varía en las diferentes comunidades autónomas con un predominio de la eólica en el norte y de la fotovoltaica en el sur.
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