A lo largo de 2022, el ímpetu ha ido evolucionando hacia la cautela. Según el portal inmobiliario pisos.com, la progresiva pérdida de poder adquisitivo hace que los hogares españoles vuelvan a mirar hacia el ahorro y pospongan sus decisiones de compra de vivienda. El caso de Mallorca no es una excepción, donde “vivir está cada vez más solicitado”, comenta Jaime Salvá, director del despacho Arquitectura & Interiorismo, radicado en Palma, mientras explica que, después de la pandemia, “los lugares con buen clima y zonas exteriores son todavía más preciados que antes”.
Al igual que en otros territorios, en la isla más poblada del archipiélago balear, compuesta por 912.544 habitantes, según el INE, los precios de la construcción se han incrementado debido al gran aumento de los de los materiales en todo el mundo como consecuencia de la pandemia, primero, y, después, de la guerra en Ucrania. Unido a estos elementos, el coste de la mano de obra también ha crecido. No obstante, a pesar del escenario que afronta el mercado inmobiliario, para el experto “Mallorca supone un oasis en este sector”, una afirmación que cobra sentido en base a dos razones: su suelo cada vez está más codiciado y el terreno más limitado. Por ello, un espacio bien ubicado “siempre será una buena inversión” y esta actividad sigue desarrollándose.
Desde Arquitectura & Interiorismo destacan que existen cinco factores que evidencian el atractivo de esta isla: el clima, la oferta cultural, la gastronomía, la naturaleza y las buenas conexiones aéreas. Además, estas características no solo atraen a los españoles, sino que en Mallorca vive una importante comunidad extranjera que no para de crecer y, pensando precisamente en ella, también están proliferando actividades de ocio, así como colegios internacionales para sus hijos. Alemanes, ingleses y suecos son algunas de las nacionalidades más comunes. Sin embargo, tal y declara Salvá, junto a las mencionadas por su despacho también han pasado belgas, austriacos, americanos, chinos, holandeses, escoceses y finlandeses.
Tres de las localidades más solicitadas son Felanitx, Llucmajor y Marratxí, aunque “la mayoría de los clientes buscan construir una vivienda unifamiliar aislada en el suroeste de la isla”, una zona muy demandada por las vistas, las conexiones, la cercanía al mar y, también, porque “se puede conseguir parcelas mínimas por encima de los mil metros cuadrados y la normativa permite edificabilidades altas”.
Jaime Salvá, director del despacho Arquitectura & Interiorismo.
Para Salvá, la situación que atraviesa el mercado inmobiliario en el resto del país aún no ha llegado a Mallorca. Siguen recibiendo nuevos encargos y el otoño está siendo bueno. De hecho, se espera que el mercado norteamericano aumente gracias a la buena situación del dólar y la apertura de vuelos directos regulares entre Palma y Nueva York el pasado verano. “Desde hace una década, cada año es mejor que el anterior. Y desde la llegada de la pandemia en 2020, el número de encargos ha subido aproximadamente un 30%”, indica. Así, estos datos solo se empañan ligeramente en el sector germano donde “se respira algo de preocupación”, ya que, “los profesionales del sector que trabajan con este nicho de mercado comentan que podría bajar su compra-venta de viviendas por la recesión en Alemania”.
Retos del sector inmobiliario
En el despacho Arquitectura & Interiorismo están especializados en la realización de viviendas de gran tamaño, unas construcciones con un peso importante para el sector debido el movimiento de capital que generan y al gran número de puestos de trabajo que arrastran. Y, en este nicho, las previsiones siguen siendo positivas: no se espera que baje la demanda de casas de gran valor.
“El cliente que viene a invertir en una vivienda de gran tamaño genera una cadena larga de profesionales y empresas que trabajan en torno a ello, desde arquitectos, constructores, abogados, jardineros, pintores o inmobiliarios”, sostiene Salvá mientras apunta que la crisis se puede llegar a notar más en viviendas por debajo del millón de euros “porque estos son los propietarios que dependen más de la financiación, como préstamos hipotecarios”. Por todo ello, el mayor reto al que se enfrenta Mallorca en este escenario es el de “facilitar, o al menos no entorpecer, al inversor con trabas administrativas que retrasan licencias de obra durante años innecesariamente, generando una inseguridad muy importante”.
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