La desconexión entre percepción y realidad: un desafío empresarial

Las empresas más exitosas serán aquellas que promuevan una colaboración auténtica entre generaciones.
Junior y seniors deben colaborar en la estrategia corporativa de la IA de sus empresas.

RED DE EXPERTOS

La desconexión entre percepción y realidad: un desafío empresarial

Las empresas más exitosas serán aquellas que promuevan una colaboración auténtica entre generaciones.

La inteligencia artificial (IA) es una herramienta poderosa para resolver problemas y optimizar procesos. Sin embargo, su implementación a menudo revela una paradoja: la diferencia entre la percepción de progreso y los resultados reales que genera.

Al igual que en el ámbito educativo, muchos profesionales sienten que están avanzando significativamente gracias a la IA. Pero esta sensación puede ser engañosa, y los beneficios a largo plazo no siempre son tan positivos como parecen.

Un estudio titulado AI Meets the Classroom: When Does ChatGPT Harm Learning, realizado por Matthias Lehmann y su equipo, muestra que confiar en herramientas de IA puede llevar a sobreestimar las propias habilidades. En este trabajo, los estudiantes que usaron ChatGPT para resolver problemas de programación creían que estaban aprendiendo más.

Sin embargo, cuando fueron evaluados sin la herramienta, sus resultados fueron inferiores. Esta «confianza mal colocada» no solo afecta a los estudiantes, sino que también tiene consecuencias en las empresas. La toma de decisiones y la resolución de problemas en entornos laborales requieren tanto análisis crítico como un entendimiento profundo de las soluciones adoptadas.

En las empresas, esta desconexión puede manifestarse de varias maneras. Los equipos que delegan tareas complejas en la IA tienden a proponer soluciones superficiales que resuelven problemas inmediatos, pero no abordan las causas estructurales. Según el estudio Don’t Expect Juniors to Teach Senior Professionals to Use Generative AI, esto es especialmente común cuando los profesionales más jóvenes lideran iniciativas estratégicas de IA. Aunque los juniors suelen dominar las tecnologías más recientes, su enfoque «caso por caso» puede generar riesgos si no consideran el impacto a largo plazo de sus decisiones.

Por ejemplo, un junior podría usar IA generativa para optimizar un proceso operativo o redactar informes con rapidez. Pero, sin experiencia suficiente, es difícil contextualizar estas mejoras dentro de una estrategia empresarial más amplia. Esto puede llevar a implementar soluciones que, aunque útiles en el corto plazo, resulten insostenibles o incluso contraproducentes. Por esta razón, la experiencia de los seniors es clave para garantizar que las decisiones sean robustas y alineadas con los objetivos estratégicos de la empresa.

Cerrar la brecha entre percepción y realidad requiere un enfoque equilibrado. En primer lugar, es esencial promover una formación continua que ayude tanto a juniors como a seniors a comprender las capacidades y limitaciones de la IA. Según Lehmann y su equipo, en educación, la IA puede ser muy útil como herramienta de apoyo, pero no debe sustituir el esfuerzo cognitivo. Esta lección es igualmente válida para las organizaciones empresariales.

Además, las empresas deben priorizar una visión sistémica en sus estrategias tecnológicas. No basta con confiar en soluciones puntuales propuestas por herramientas de IA o profesionales inexpertos. Es fundamental evaluar cómo estas decisiones impactan el sistema organizacional en su conjunto. El estudio de McFowland destaca que la IA debe ser un facilitador de soluciones sostenibles, no solo un recurso para resolver problemas inmediatos.

Por último, las empresas deben replantear la relación entre juniors y seniors. Mientras que los juniors aportan frescura y agilidad en el uso de herramientas tecnológicas, los seniors ofrecen una perspectiva estratégica basada en su experiencia. En lugar de delegar la responsabilidad tecnológica exclusivamente en los perfiles jóvenes, es importante fomentar una colaboración activa. Esta sinergia permitirá combinar conocimiento técnico con una visión global, maximizando el impacto de la IA en la organización.

La estrategia de «enseñanza invertida», donde los juniors enseñan a los seniors a usar tecnologías como la IA, es un enfoque interesante, pero no está exento de riesgos. Aunque acelera la adopción tecnológica, confiar únicamente en ella puede limitar el impacto estratégico de la IA. Una visión incompleta o aislada, como indican las investigaciones, puede convertir una oportunidad en una amenaza.

El aprendizaje no debe ser unidireccional. Las empresas más exitosas serán aquellas que promuevan una colaboración auténtica entre generaciones. Los juniors pueden aportar agilidad y conocimiento técnico, mientras que los seniors enriquecen las soluciones con experiencia y perspectiva global. Esta combinación no solo fortalecerá las decisiones actuales, sino que también permitirá construir un modelo sostenible para el futuro digital, donde la IA será una parte esencial de nuestras vidas.