Con el fin de las vacaciones y la vuelta a la rutina, vuelve también la vuelta a la oficina. En las últimas semanas se han publicado diversos estudios y artículos sobre el tema de la vuelta a la oficina. Algunos afirman que los empleados disfrutarían volviendo a su lugar de trabajo, mientras que otros afirman lo contrario. Al otro lado del Atlántico, los pioneros del teletrabajo se retractan de su promesa e instan a sus empleados a volver a la oficina. Julien Couderc, Regional Head of Expansion de Deel para el sur de Europa, advierte de que esta marcha atrás podría perjudicar la competitividad de las empresas.
El 100% en la oficina y el presentismo pertenecen al viejo mundo
Durante toda la pandemia, la cuestión de si el teletrabajo aislaba a los empleados, empeoraba las relaciones entre compañeros y reducía la productividad ha estado en el centro del debate. Sobre todo entre las empresas españolas, que antes recurrían muy poco al teletrabajo.
Sin embargo, un informe publicado por el grupo de investigación WFH Research, afirma que las personas que trabajan en remoto ahorran hasta seis horas a la semana en desplazamientos. Esta situación hace que reinviertan ese tiempo ahorrado a tareas relacionadas con el trabajo, el ocio y el cuidado de los hijos, contribuyendo a una salud mental más equilibrada, que también es un factor de productividad empresarial.
Más allá de los estudios y en términos muy concretos, un entorno de trabajo cara a cara estimulante y saludable se duplicará naturalmente en un entorno más digitalizado. Hay varias condiciones para ello: la calidad del onboarding y de la gestión de RRHH, que ahora puede hacerse fácilmente en línea. La disponibilidad de herramientas de comunicación en tiempo real para que los empleados puedan intercambiar ideas formal e informalmente como lo harían en la oficina. Y, por último, la organización por parte de los directivos de reuniones periódicas para debatir los proyectos en curso, sin microgestión. La confianza también es clave.
Una relación reinventada en el trabajo… e inmutable
Según un estudio de DARES publicado en junio de 2022, el 71% de las empresas tienen actualmente dificultades para contratar personal, pero sólo el 15% de los empresarios creen que esta escasez está relacionada con las condiciones de trabajo ofrecidas.
Puede que a los responsables más reaccionarios no les guste, pero los españoles siguen queriendo trabajar. Por otra parte, los 3 últimos años han estado marcados por profundos cambios en el ámbito profesional, y la relación con el trabajo se ha reinventado. El contexto socioeconómico y sanitario ha puesto de manifiesto la absoluta necesidad de que los trabajadores concilien mejor su vida profesional y personal para sentirse más realizados. El teletrabajo, aunque a paso de tortuga, ha hecho posible esta nueva realidad. Tanto es así que el 72% de ellos afirma que elegiría un empleo con un salario inferior si le ofreciera la posibilidad de trabajar desde casa. Y un tercio de los empleados que actualmente no teletrabajan se plantean dejar su empleo. Por tanto, suprimir el teletrabajo significa correr el riesgo de echar a empleados operativos y dedicados… También significa privarse de toda una reserva de talento local e internacional.
La contratación transfronteriza ya no es una quimera. Es incluso una necesidad ante la guerra perpetua por el talento y la escasez de mano de obra. Están surgiendo nuevas zonas de atractivo, hasta ahora ignoradas, que forman a los mejores jóvenes. Senegal, Lagos, Ciudad Ho Chi Minh, Buenos Aires… por ejemplo. Si ignoramos la cultura del teletrabajo, nos estaremos privando de talento multinacional. Permitir que algunas personas trabajen a distancia y restringir a otras tampoco es una opción.
Hace tiempo que encontramos la solución: el trabajo híbrido. Elimina los temores arraigados que persiguen a las empresas y a sus empleados: dificultades en la gestión local, pérdida de cohesión de los equipos, aislamiento de los empleados, etc. Es un término medio obvio, que debería generalizarse. Es un término medio evidente, y si se generaliza, debería abrir por fin la puerta a nuevos interrogantes y avances en la conciliación del bienestar en el trabajo con los resultados de la empresa.
Opinión