La semana laboral de cuatro días lleva dos años adquiriendo popularidad entre trabajadores y empresarios. En este tiempo, ha pasado de verse como una utopía irrealizable a empezarse a aplicar en las empresas de nuestro país, según el Estudio sobre flexibilidad en entornos de trabajo y semana laboral de 4 días 2023, realizado por Capterra, empresa especializada en software empresarial.
A través de una consulta a más de 1.000 empleados de pequeñas y medianas empresas, Capterra ha recopilado el sentir de la clase trabajadora de este tipo de compañías sobre varias cuestiones relacionadas con la organización laboral y la distribución horaria a lo largo de la semana.
Baja implementación y alto interés de los trabajadores
Tan solo el 7% de los empleados que trabajan los cinco días de la semana aseguran que su empresa ha empezado a implementar la jornada laboral de cuatro días en algunos departamentos, si bien más de uno de cada cinco (21%) afirma que la compañía ya ha planteado su implementación. Pese a la mejora en este ámbito, todavía son mayoría (61%) los que aseguran que esta medida no se ha discutido en su organización empresarial.
Pese a la escasa implementación, el 88% de los empleados partícipes en el estudio dice estar interesado en esta medida. De hecho, el 72% aceptaría un cambio de puesto con tal de beneficiarse de esta novedosa modalidad de trabajo. El 61% aceptaría el cambio, aunque suponga trabajar el mismo número de horas, mientras que un 32% solo ve con buenos ojos la propuesta si se reduce el número de horas a 32 semanales. Por último, tan solo el 7% aceptaría una reducción salarial por trabajar un día menos a la semana.
El alto grado de aceptación también encuentra respuesta en el informe: el 63% de los encuestados considera que mejoraría el equilibrio de su vida profesional y personal, mientras que la mitad aduce a un mayor tiempo para desconectar del trabajo. Solo un 37% considera que tendría un impacto positivo en su bienestar.
En cuanto a los beneficios para las empresas, un 61% considera que aumentaría el nivel de satisfacción de los trabajadores y el 41% asegura que aumentaría la productividad. Asimismo, cuatro de cada diez cree que se reduciría los costes de la organización empresarial y se respetaría más el medio ambiente.
Preguntados por los inconvenientes para los empleados, las respuestas más repetidas son jornadas laborales más extensas (50%), la sobrecarga de trabajo (49%) y la disminución de ingresos salariales por el cambio de modalidad (37%).
Por último, los participantes en el estudio también han señalado los posibles inconvenientes para sus centros de trabajo. La dificultad de la implementación (39%), los trámites burocráticos necesarios para instaurarla (32%) y los desafíos relacionados con los sueldos de los empleados (31%) son los riesgos más mencionados.
Tres de cada cuatro empleados quieren tener la opción de teletrabajar
El informe también ha cuestionado a los empleados de pymes sobre el trabajo flexible y el smart working -o teletrabajo-. Un 63% trabaja a tiempo completo en la oficina, mientras solo un 6% de los mismos lo hace exclusivamente desde casa. Además, el 31% asegura disfrutar de un modelo híbrido -combinación de teletrabajo con presencialidad-.
Casi dos de cada tres encuestados alega querer teletrabajar para ahorrar tiempo y dinero (65%) y para mejorar la conciliación (64%). En cuanto a los inconvenientes, el aislamiento (34%), la dificultad de hacer una separación entre la vida personal y laboral (35%), la falta de recursos de la organización empresarial (34%) y el empeoramiento de la comunicación con el resto del equipo (37%) son las respuestas más repetidas que han dado los empleados.
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