La remuneración de los depósitos en España se intensifica y reduce la brecha con el resto de Europa

La velocidad anticipada en el incremento de la retribución de los depósitos en los bancos españoles va por detrás de los otros países europeos. Esta falta inicial de una mayor traslación de los aumentos de tipos de interés del BCE a la retribución de los depósitos en España refleja, al menos en parte, la abundancia de liquidez en manos de los bancos proporcionada por el propio banco central. No obstante, el crecimiento de la remuneración de las cuentas bancarias en España ya se está acelerando, intensificándose en los próximos meses, conforme el BCE continúe retirando liquidez. Así se apunta en el último Cuadernos de Información Económica, publicación editada por Funcas.

Santiago Carbó y Francisco Rodríguez explican que la política monetaria ultra-expansiva desarrollada hasta 2021 tuvo evidentes beneficios para proporcionar liquidez oficial ante las dificultades para generarla privadamente desde la crisis financiera. Sin embargo, esta política ha provocado también distorsiones. La política monetaria ultra-expansiva limitó el incentivo a competir por depósitos, pero la desaparición de esa liquidez normalizó los incentivos. El mayor coste de oportunidad de la liquidez para los bancos da lugar a que se retribuyan mejor los depósitos.

La evolución reciente de los tipos de interés no solo afecta al ahorro sino también a la financiación

Las hipotecas son el reflejo más palpable del cambio en los costes de financiación. Marta Alberni, Ángel Berges y María Rodríguez indican que, tras un año y medio de tensionamiento de tipos de interés y un repunte acumulado superior a 4%, la traslación al coste de las hipotecas alcanza ya a la práctica totalidad de éstas contratadas a tipo variable (dos tercios del total de hipotecas vivas). En este contexto, la cancelación anticipada de deudas emerge como alternativa a la rentabilización del ahorro, sobre todo para las hipotecas a tipo de interés variable. Los autores estiman que la magnitud de dichas cancelaciones anticipadas podría rondar la mitad de la inversión en letras del Tesoro y en fondos de inversión registrada en el primer semestre del año.

Desiderio Romero aborda en su artículo la situación fiscal y presupuestaria en España. Indica que el crecimiento de los ingresos públicos totales se ralentizará en 2024 desde el 6,7% al 5,8%. El gasto público contendrá su crecimiento del 5% al 3,8% ayudado también por la expiración de más de 9.100 millones de euros en ayudas personales, sectoriales y bonificaciones a carburantes. Además estará lastrado por la revalorización de salarios y pensiones públicas que aumentarán el gasto estructural en alrededor de 12.000 millones en 2024. Por ello, para el autor, la consecución del 3% de déficit previsto para 2024 es un reto de difícil cumplimiento en el año de la vuelta a las reglas fiscales.

El Gobierno se enfrentará a varios obstáculos: uno, el crecimiento del gasto público nominal debe ser inferior al 2,6%, de acuerdo con las recomendaciones de la Comisión Europea. Dos, el incremento en los intereses de la deuda, que, a un coste aproximado del 4%, pasarán a tener un peso en el PIB del 2,5% en 2024, alrededor de 39.000 millones de euros adicionales frente a cerca de 30.200 millones en 2022. Y tres, la presión que ejerce en el presupuesto el gasto en pensiones por su indexación con el IPC. Esta situación está detrayendo un considerable incremento en los recursos públicos en favor de las generaciones retiradas a costa de políticas como educación, empleo, vivienda o natalidad, más orientadas a las generaciones jóvenes.

María Jesús Fernández señala en su artículo que, tras la revisión anual de las cifras de contabilidad nacional por parte del INE, el nivel de PIB prepandemia se recuperó en el tercer trimestre de 2022, en lugar de en el primero de 2023. Con los anteriores resultados, en el segundo trimestre de 2023 el PIB apenas superaba en un 0,4% el nivel anterior a la crisis sanitaria. Sin embargo, con la revisión lo supera en un 1,8%. A partir de los resultados revisados, cabe destacar el buen comportamiento del sector manufacturero español, que ha aguantado mejor que la media de la eurozona el impacto de las sucesivas crisis de los últimos años. En cambio, resulta preocupante la debilidad de la inversión en bienes de equipo, especialmente en un contexto de cuantiosas aportaciones procedentes de los fondos NextGen.

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