El concepto de alquiler es cada vez más popular en todos los ámbitos de la sociedad, desde la vivienda hasta la tecnología, pasando, como no podía ser de otra manera, por la movilidad. Sin duda, el mundo de la automoción no puede ser ajeno al auge de la usabilidad en detrimento de la propiedad: aunque parezca increíble, los vehículos están estacionados más del 95% de su vida útil (fuente iElektro), por lo que, entre los usuarios, la idea de tener a su disposición un vehículo solo para cubrir los desplazamientos necesarios, de pagar exclusivamente por el uso, sin preocupaciones de mantenimiento, seguros, etc. se antoja muy atractiva.
Este cambio de paradigma social, junto a la incertidumbre tecnológica y energética, han propiciado un clima favorable para el renting de vehículos, una fórmula de movilidad que se ha popularizado y se ha posicionado en el mercado como una de las favoritas entre los conductores.
Se trata de una modalidad que atiende a las necesidades y demandas de los usuarios con una mayor adaptación y una mejor flexibilidad que permite cambiar de vehículo en un plazo de tiempo relativamente corto. Además, esta fórmula ha facilitado a los conductores el acceso a vehículos más modernos, seguros y avanzados tecnológicamente sin la necesidad de realizar importantes desembolsos económicos, de manera que ha contribuido activamente a la renovación del parque de vehículos, siempre en paralelo a la búsqueda real de un modelo de movilidad más eficiente y más comprometido con el medio ambiente, que proporciona, además, una mayor satisfacción a los usuarios.
En este sentido, la implementación de la tecnología para implantar la movilidad sostenible es el motor que impulsa la I+D+i de la automoción en general y de la industria del pago por uso en particular, posicionando a este sector como un agente activo en el cumplimiento de los ODS y los propósitos de la Agenda 2030.
Tal es su compromiso con la sostenibilidad, que ha focalizado todos los esfuerzos y recursos en este sentido, trabajando mano a mano con las Administraciones Públicas, las empresas y otras organizaciones para atender las demandas de los ciudadanos. Este impulso ha permitido al sector la generación de un ecosistema llamado a encauzar y a plantear propuestas de movilidad de vanguardia que van a contribuir definitivamente al avance de la transición hacia la descarbonización ya que, además de cubrir las necesidades de transporte de forma sostenible, favorecen el compromiso con la seguridad vial, la eficiencia en la conducción, la economía circular, la digitalización y la gestión inteligente, consolidando los desplazamientos con todos estos elementos entre nuestra sociedad.
Parece claro que en este número 400 de DIRIGENTES -37 años ya, que se dice pronto-, el impacto real de la sostenibilidad de las empresas en general y de la industria de la movilidad en particular va a ocupar buena parte de los titulares de la revista, pues la aplicación de este tipo de políticas sostenibles ligadas al pago por uso se ha convertido en uno de los principales objetivos del sector para adaptar la movilidad de nuestro tiempo a las necesidades de transporte y a las demandas de los conductores. Todo apunta a que la senda marcada nos lleva hacia una electromovilidad inteligente y sostenible, y todos los caminos para llegar hasta ella pasan por el renting.
Opinión