Consciente de la importancia de las telecomunicaciones en el desarrollo económico y social, Europa ha establecido una ambiciosa estrategia de conectividad para impulsar la adaptación de los ciudadanos y las industrias a la era digital. En el corazón de esta estrategia se encuentran las infraestructuras de telecomunicaciones, que se han convertido en un pilar fundamental para el crecimiento sostenible y la competitividad en un mundo cada vez más interconectado.
Capitalizar los beneficios de la tecnología y las metas incluidas en la Década Digital requiere de unas infraestructuras de telecomunicaciones sólidas y de vanguardia capaces de atender el creciente tráfico de datos y la adopción de servicios avanzados.
Las nuevas autopistas de la información, protagonistas de la vertebración y cohesión territorial en el siglo XXI, tienen que estar preparadas para soportar unas capacidades tecnológicas que revolucionarán la industria, pero que también transformarán las sociedades y sus formas de interactuar con cuestiones tan básicas como la sanidad, la educación o la lucha contra el cambio climático.
Los nuevos casos de uso asociados a la implantación del 5G y los primeros pasos del 6G impulsarán en los próximos años un crecimiento exponencial del intercambio y transporte de datos a través de redes e infraestructuras móviles.
EY, en su último estudio para EWIA, cifra el crecimiento estimado del consumo mensual de datos en el 20% anual durante la próxima década, lo que ilustra hasta qué punto se requerirá de más infraestructuras y un elevado volumen de inversiones en activos de interés público que constituyen además un factor clave en el desarrollo de la necesaria autonomía estratégica para Europa, y para el acceso universal a los servicios digitales.
La compartición de redes entre los distintos operadores y el impulso a infraestructuras neutras por parte de gestores independientes va a ser fundamental en el desarrollo eficiente de las redes. Los modelos en los que distintos operadores comparten infraestructuras se han convertido en fundamentales para garantizar la competitividad y viabilidad a largo plazo de un sector sometido a una innovación constante y grandes volúmenes de inversión.
EY asegura que las Towercos independientes facilitan y abaratan el desarrollo de nuevas redes. Estima que entre 2019 y 2029 podrían ahorrarse 31.000 millones de euros en un despliegue que sería un 40% más eficiente si es ejecutado por un operador neutro de infraestructuras. Así mismo, en los últimos años, sus inversiones han permitido a las operadoras móviles liberar 3.500 millones de euros de capex que han podido dedicar a otros servicios para sus clientes.
Aunque la digitalización promoverá ciudades e industrias más sostenibles, la construcción y mantenimiento requerido por las infraestructuras y el repunte del consumo de datos y servicios tiene un impacto medioambiental que también pueden ayudar a mitigar los operadores neutros. Se estima que en la construcción de nuevos emplazamientos se evitará la emisión de casi 4 millones de toneladas de CO2 hasta 2030.
Objetivos para un despliegue “más rápido, eficiente y eficaz”, en línea con lo que plantea la Gigabit Infrastructure Act impulsada por la Comisión y el Parlamento Europeo para allanar el camino hacia la Década Digital.
Desde Cellnex apostamos por la innovación y la colaboración con nuestros clientes para el despliegue de las redes de telecomunicaciones que Europa necesita. Ante todo capaces de absorber los flujos de datos crecientes y que sean resilientes. Lo estamos demostrando en proyectos paneuropeos como el impulso del 5G en los corredores transfronterizos y con una intensificación de tecnologías más eficientes y energías renovables para reducir la huella ambiental.
Opinión