Durante las últimas décadas, el papel de la mujer en el ámbito profesional y en el mundo de la empresa ha experimentado una gran evolución no exento de grandes esfuerzos. Pero aún nos seguimos encontrando con importantes obstáculos. Especialmente en el caso de las emprendedoras, donde las dificultades asociadas a la puesta en marcha y la continuidad de un proyecto empresarial de éxito continúan siendo muy relevantes.
En el actual escenario, y pese al camino recorrido, siguen funcionando determinados estereotipos que nos perjudican. La idea de asociar la figura de la mujer a una mayor preocupación por la vida familiar en detrimento del desempeño profesional, la asignación tradicional de cualidades como el conformismo o el conservadurismo y la mayor visibilización de hombres emprendedores frente a referentes femeninos –que los hay y muy relevantes– contribuyen a dificultar la desaparición de enfoques engañosos y perjudiciales. Esta situación se agrava si hablamos de iniciativas con un alto componente tecnológico o innovador, que son sectores que se asocian tradicionalmente con hombres, ya desde el ámbito educativo.
Las mujeres emprendemos en proyectos innovadores en una proporción pequeña. Según el primer estudio de emprendimiento digital femenino en España de W Startup Community, solamente un 17% de las startups digitales de nuestro país están fundadas o cofundadas por mujeres.
Y esto no es una cuestión de competencias o de falta de interés en el sector. Por el contrario, en muchos casos nos encontramos con profesionales con más de diez años de experiencia, una formación específica y continuada y una trayectoria de responsabilidad en empresas importantes. La mayor parte de emprendimientos emergen de conocer muy bien una industria, y es oportunista.
Las razones hay que buscarlas en el entorno. Por un lado, sigue existiendo una falta de reconocimiento social y la necesidad de aparecer más en los medios de comunicación.
Otra barrera es la obtención de una financiación adecuada para proyectos empresariales. Menos del 3% de la inversión del BEI se dirige a proyectos empresariales cofundados por mujeres. Esto es un patrón que se repite, ocurre en Europa, EE. UU., etc.
Existen mayores dificultades a la hora de acceder a la financiación. Sin embargo, los datos demuestran que los proyectos liderados por mujeres son rentables y solventes, registran menores niveles de endeudamiento y cuando se endeudan devuelven en menor tiempo los créditos. Aun así, las rondas de financiación o los business angel están liderados fundamentalmente por hombres –casi el 95% de los inversores–, existiendo un sesgo que es cierto que va mejorando en pequeños pasos al emerger mujeres inversoras y fondos ESG dedicados a esta misión.
Este es el diagnóstico. Pero ¿cuáles son las recetas que debemos aplicar para mejorar esta situación? En primer lugar, es fundamental impulsar estas empresas mejorando el acceso a la financiación no sólo en los inicios sino una vez han probado su rentabilidad y solvencia, de cara a su escalado y crecimiento.
De forma urgente, es necesario desarrollar iniciativas que faciliten la financiación tanto para la creación como para el posterior crecimiento del proyecto. Por ejemplo, la creación de fondos de capital semilla con avales públicos y la puesta en marcha de herramientas de crowdfunding público, además de fomentar los incentivos y deducciones fiscales para los inversores y mecenas. Se debe incidir también en el fomento de la diversidad que ya recogen los códigos de Buen Gobierno Corporativo de las empresas a la hora de favorecer que las mujeres profesionales puedan impulsar sus proyectos.
Y, desde una perspectiva más amplia, incorporar la perspectiva de género en los planes y actuaciones destinados a promover y apoyar el emprendimiento en el entorno digital. Todo ello con el objetivo de superar las barreras que dificultan el acceso de las mujeres e impiden una igualdad real de trato y de oportunidades.
Por supuesto, no podemos olvidar el papel de la formación desde una doble visión. Por un lado, dirigiéndose directamente a la emprendedora que quiera poner en marcha su proyecto digital. Para ello, sería necesario plantear una colaboración estable con centros educativos y escuelas de negocios con el objetivo de promover una oferta de calidad y accesible en cursos de creación de empresas. Por otro, mirando a las futuras generaciones, con la implantación de programas educativos en emprendimiento basados en tecnologías disruptivas con un fuerte componente práctico y con la presencia de mujeres referentes que puedan servir como espejo de las próximas empresarias.
También es necesaria la creación de iniciativas que ayuden a orientar a las mujeres que quieren lanzar sus iniciativas empresariales y que contribuyan a visibilizar estos proyectos. Realizar una promoción adecuada y poner en marcha programas para dar a conocer las startups de éxito fundadas por mujeres es esencial. Las referentes existen, pero es necesaria una mayor visibilización. Esta es una de las razones principales que llevaron a crear en su momento W Startup Community, un movimiento global que tiene como objetivo promover el papel de la mujer en la tecnología y mostrar al mundo los proyectos de innovación de mujeres fundadoras o cofundadoras de startups. Ya se ha conseguido crear una red global desde España en la que participan más de 3.000 mujeres que son un referente mundial en emprendimiento e intraemprendimiento femenino. Pero aún queda mucho camino por recorrer en este ámbito.
Otro pilar de crecimiento se encuentra en el fomento de eventos que faciliten el networking, fomenten las relaciones colaborativas, creen tejidos asociativos y, no menos importante, cuenten con un altavoz para dar a conocer nuestras iniciativas, propuestas e inquietudes. Una buena muestra de esto es el congreso Inspiring Women Leaders in the Digital Era que, gracias a la dedicación de grandes profesionales, ha conseguido alcanzar este año su VIII Edición y convertirse en un referente internacional del emprendimiento femenino. Una iniciativa que une a todo el ecosistema emprendedor para generar un diálogo fluido entre emprendedoras, inversores, corporaciones, universidades e instituciones públicas y que ha generado herramientas como programas, becas y un barómetro de seguimiento.
Es fundamental que nos concienciemos en la importancia de mostrar caminos y referentes para que las siguientes generaciones puedan conocer estas nuevas vías emergentes y así poder elegir su vocación profesional. Igualmente, es de suma relevancia superar las dificultades aún existentes que impiden a grandes profesionales crear empresas en el ámbito digital. Esto no solo beneficia a las mujeres directamente, sino a todo el conjunto pues crea valor económico y bienestar a la sociedad. Y es que, es una forma de generar nuevas oportunidades en creación de empleos, provisión de bienes y servicios de alto nivel tecnológico para los consumidores y de contribuir al crecimiento económico.
Opinión