Mercados y reforma fiscal de Trump

El próximo 29 de abril, el presidente de EEUU Donald Trump cumplirá sus primeros 100 días de gobierno.  Durante su campaña electoral, Trump propuso reducir el impuesto de sociedades hasta el 15%-20% desde el 35% actual y simplificar de siete a cuatro los tramos de los impuestos sobre la renta, con la tasa más alta cayendo hasta 25% desde el 39,6%. El republicano también prometió que su revisión tributaria sería «neutral» para los ingresos, es decir, los recortes se compensarán con la eliminación de otras exenciones fiscales para evitar el aumento del déficit presupuestario.

Uno de los cambios fiscales más controvertidos del año ha sido la implantación de un “impuesto de ajuste fronterizo” que, en la práctica, viene a ser un gravamen sobre las importaciones hacia EE. UU. Estos serían los sectores que resultarían más perjudicados por este posible cambio en la política fiscal.

Fuente: JP Morgan AM.
Fuente: JP Morgan AM.
Desde Bank of America recuerdan que este posible impuesto a las importaciones, además, “podría crear una demanda excesiva de dólares y presionar al alza el tipo de cambio”. El consenso apunta a que el dólar podría moverse así ‘uno a uno’ con el impuesto: es decir, un incremento del 25% en el dólar compensará totalmente el impacto de una tasa fronteriza de este tipo, sin impacto real en la economía. Sin embargo, desde la firma consideran que esa “compensación cambiaria” será mucho menor. En cuanto al impuesto de sociedades, Philippe Ithurbide, director global de investigación, estrategia y análisis de Amundi, explica que “una rebaja importante daría un impulso a los activos de riesgo estadounidenses”. Sin embargo, advierten que, “por un lado, parece que a la economía le falta vigor (Trump puede provocar una prorrogación del ciclo, pero no puede generar un nuevo ciclo) y, por otro, las acciones están claramente sobrevaloradas o incluso en una burbuja”. De promesa a realidad Recordando su fracaso con la negativa del Congreso a eliminar el Obamacare, desde la firma explican la evidencia de cómo a Trump le está costando llevar a cabo sus planes y las esperadas medidas fiscales ya van con retraso. Aún así, consideran que la rebaja fiscal a las empresas, de producirse, es la medida más adecuada. “Ayuda a repatriar beneficios y a los planes de inversión y probablemente impulsará las acciones estadounidenses, aunque podría ser solo algo temporal”. A su juicio, “nos preocupa que una vez que se anuncien esas medidas el mercado estadounidense caiga (en 2016 había pocos motivos para comprar en los mercados europeos o emergentes, pero eso ya no es así)”, advierten. La pregunta fundamental es hasta qué punto caerán. “Si es solo un 10% debido a las reasignaciones de la cartera por motivos de valor relativo, los mercados europeos y los mercados emergentes lo soportarán. Si el declive es mayor debido a este estallido de la burbuja estadounidense, también se verán afectados”.
Fuente: JP Morgan AM.
Fuente: JP Morgan AM.
Desde JP Morgan coinciden en la importancia de los cambios en el impuesto de sociedades. Y en que estos no decepciones al mercado. Desde la firma recuerdan cómo EEUU no ha experimentado cambios en la última década en este tributo, mientras que muchas otras economías desarrolladas sí lo han reducido. “Además, la rebaja del impuesto de sociedades imprimiría un importante impulso a los beneficios de las empresas estadounidenses de todos los tamaños”. En este escenario, Philip Ferreira, director del equipo de análisis Cross Asset Research de Lyxor, explica que “la reforma fiscal a las empresas prevista por la nueva Administración estadounidense ha sido considerada como una oportunidad tanto para la tecnología, como para las farmacéuticas podría potencialmente ampliar la actividad de fusiones y adquisiciones (M&A por sus siglas en inglés). Los gestores ‘event driven’ parecen a la vanguardia para beneficiarse de esto”. Mientras, Christina Padgett, vicepresidenta senior de Moody’s, detalla que los beneficios de “unos menores impuestos, la deducción de la inversión total y la exención a los beneficios de las exportadoras y a las ventas al exterior son generalmente mayores para las empresas con ‘grado de inversión’, que para aquellas cuya deuda es calificada de ‘especulativa’”. Y es que, explica, las primeras tienden a ser más grande en tamaño y globales, lo que se traduce en que su factura fiscal es mucho mayor. Presupuestos, techo de gasto, endeudamiento… Los expertos tienen claro que aplicar recortes tributarios de envergadura es una tarea más sencilla de anunciar que de ejecutar, y es posible que la expansión fiscal tenga por contrapartida un mayor nivel de empréstito y endeudamiento público. Didier Saint-Georges, miembro del comité de inversión de Carmignac, recuerda que pase lo que pase, el reto económico es aún superior al de la reforma sanitaria y la dificultad para llevar su plan a buen puerto es, por lo menos, equiparable. “La Casa Blanca podría verse tentada a presentar esta reforma junto con el proyecto de impulso de la inversión pública con el fin de atraer algo de apoyo por parte de los demócratas en el Congreso. Pero este ejercicio de equilibrismo se antoja, a todas luces, arriesgado y complejo”, anticipa el experto. A su juicio, esta tan esperada reforma fiscal, privada de los ahorros derivados del menor gasto sanitario y cuestionada por las críticas que suscita el ya famoso proyecto Border Adjustment Tax, deberá superar el interrogante de su financiación. “Entonces, se presentará, una vez más, la extraordinaria dificultad de forjar un consenso sobre las consecuencias de los compromisos electorales excesivos”. El experto recuerda que la rentabilidad a largo plazo del mercado de renta variable estadounidense se debe, en gran medida, a la calidad de sus grandes empresas en fase de crecimiento y a su ecosistema empresarial, favorable desde siempre a la innovación. “Estas dos virtudes no tienen nada que ganar con la aplicación de políticas proteccionistas y el aumento del desequilibrio en las finanzas públicas”. Para los expertos, el mercado está mandando un mensaje muy claro a los inversores: el de los límites de las promesas de una campaña populista. “El dólar lleva depreciándose desde principios de año, y el sector tecnológico encabeza de nuevo la rentabilidad sectorial del índice S&P 500”, explican. «La reacción del mercado a los primeros 100 días de la presidencia de Donald Trump se ha movido en varias fases: entusiasmo, confusión y decepción», insiste en este sentido James Butterfill, Jefe de Investigación y Estrategia de Inversión de ETF Securities. Para Amundi, los inversores también deben estar especialmente atentos a la reacción del mercado de renta fija en este proceso. “La victoria de Trump trajo incertidumbre sobre muchos aspectos: el papel internacional de EEUU, los acuerdos comerciales, el acuerdo climático, la política contraria a la inmigración, la política comercial, el proteccionismo y los posibles aranceles. De ser aprobadas por el Congreso, sus futuras medidas suponen un riesgo adicional para los mercados financieros (especialmente para el dólar, la volatilidad del entorno y los tipos a largo plazo)”. Del mismo modo, incluyen en esta lista de advertencias el latente conflicto con la Fed, “que está provocando que cueste más interpretar a los mercados de renta fija”.

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