La reforma fiscal no bajará la presión fiscal

La reforma ha puesto el acento en tipos impositivos, en los números más visibles de los impuestos y se aleja de lo sugerido por Bruselas y por la Comisión de Expertos, quienes sugieren subir los impuestos indirectos y diseñar un nuevo IVA que cumpla con el objetivo de recaudar.

El Gobierno ha programado un recorte de tributos para los dos próximos años pero la obligación de cumplir con el déficit ha frenado rebajas mayores. Lo que ganan los trabajadores y empresas por un lado lo perderán por otro.

La reforma limita la reducción por rendimientos del trabajo, reduce la desgravación por alquiler de vivienda, acota las ayudas fiscales a los planes de pensiones, suprime la deducción de 1.500 € de los dividendos y sobre todo, limita la exención de las indemnizaciones por despido improcedente. Por el contrario las plusvalías en principio más especulativas, las generadas a corto plazo ya no tributarán al tipo del contribuyente y se equiparan a la baja con las demás. Los grandes ganadores con la reforma son las rentas más altas (de más de 200.000 €) y las más bajas (los que ganan menos de 12.000 €) que no pagarán nada, frente al 2,27% que pagaban en 2011. Junto con la rebaja de tramos y tipos, el nuevo IRPF eleva los mínimos familiares a una media del 32%.

La disminución fiscal es muy tenue, lo que realmente se está haciendo es revertir en su mayor parte el aumento que soportan los contribuyentes desde el 2011.  La rebaja será aún mayor si el asalariado tiene cargas familiares.

¿Por qué la clase media es la más afectada?

Porque los trabajadores que ganan entre 20.000 € y 60.000 € suman algo más de 11 millones de contribuyentes y una mayor bajada de tipos medios podría tener más impacto en la recaudación que si se actúa sobre otro grupo de contribuyentes. También son ganadoras las familias numerosas, para las que se aprueban deducciones de 1.200 € anuales.

El ahorro también tiene su rincón en la reforma, según cantidades, tributará entre el 19% y el 23%, frente a los tipos actuales del 21% mínimo y el 27% máximo.

Para las empresas, la reforma ayuda.

Una de las principales novedades es la creación de la llamada reserva de capitalización y para las pymes la reserva de nivelación con las que se trata de promover la autofinanciación y la compensación de pérdidas futuras. Se simplifican las tablas de amortización y se limita la deducción por bases imponibles negativas hasta el 60%. Además, se bajará el tipo impositivo del 30% al 28% en 2015 y al 25% en 2016, mientras que las pymes podrán rebajar su gravamen hasta el 20% (frente al 25% actual). Mientras se suprimen algunas deducciones se refuerza la deducción por I+D+I. 

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