Ni los expertos ni la experiencia apuntaban en las horas previas a la reunión del BCE ningún cambio en la política monetaria de la Eurozona. Un mes después de que el organismo presidido por Mario Draghi lanzara una importante batería de medidas, destinadas sobre todo a combatir la baja inflación, el principal foco de interés era el análisis que la propia institución emitiera acerca de sus resultados.
Con el tipo de interés más bajo de la historia, situado en el 0,15%, y con un tipo de interés para la facilidad de depósito por primera vez negativo (del -0,1%), la tasa interanual de inflación de la Eurozona apenas se ha movido, según Eurostat, del 0,5% del mes anterior. Tampoco la tasa de paro, que se mantiene en el 11,6% de junio, y al contrario que el dato del PIB del conjunto de la región, que ha ralentizado su crecimiento al 0,2%. En este sentido, Alemania ha sido la única economía que ha ‘progresado’ en el último mes, un dato al que Draghi se ha aferrado para convencer del efecto de las medidas.
Y es que al escaso tiempo transcurrido desde el anuncio del pasado mes, se une el efecto descontado que en las semanas previas había tenido el anuncio acerca de la inminencia de dichas medidas, por lo que un cambio relevante en este sentido estaba también descartado. Sin embargo, son muchos los expertos que consideran que, tras el anuncio de junio, a Dragui le quedan muy pocas cartas en la manga, por no decir sólo una: la flexibilización cuantitativa.
A ella parecía apuntar el banquero italiano hace un mes cuando, tras anunciar el paquete de medidas, añadió que la cosa no terminaría ahí. En este sentido, la compra de activos a gran escala forma parte de las herramientas de que, según el propio Draghi, dispone el BCE, aunque su acción por el momento se limitará a concretar, y en todo caso reforzar, su último paquete de estímulos. Según un sondeo realizado por Reuters, existe una posibilidad entre tres de que el BCE lance un programa de compra de activos en los próximos doce meses.
Así las cosas, por el momento a Draghi sólo le quedaba concretar algunas de las medidas que ya se conocían, como las TLTRO, las subastas condicionadas de liquidez a largo plazo que, según ha anunciado, se estrenarán el próximo 18 de septiembre. Con este programa el BCE inyectará hasta un billón de euros a cuatro años a aquellas entidades financieras que aumententen de forma efectiva su nivel de concesión de crédito.
Para acceder a estas inyecciones de capital, que tendrán un máximo equivalente al 7% de una cartera de préstamos al sector privado no financiero, las entidades de la zona euro deberán registrarse, individual o colectivamente, antes del 8 de agosto ante el banco central nacional correspondiente. Tras la primera operación, el 18 de septiembre, se producirá una segunda el 11 de diciembre.
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