El acuerdo es tan frágil que ni las propias partes están convencidas del mismo. El único mandatario del cuarteto de Normandía que hizo una puesta en escena triunfal fue Vladimir Putin. El presidente de Ucrania, Merkel y Hollande solo llamaron a la calma. Si se atiende al carácter gestual Rusia ganó la partida. No solo hay una desconfianza entre Kiev y Moscú para cumplir con el alto el fuego, sino los rebeldes separatistas dudan de la predisposición del Gobierno de Poroshenko.
Los expertos cuestionan si el acuerdo de paz sirve de algo, cuando hace meses se repitió uno parecido y ninguno de los bandos lo respetaron. Pero hay pequeñas diferencias de que este puede prosperar en una solución pacífica. Para empezar incluye más puntos, son mucho más concretos, y han sido firmado por el denomina Grupo de Contacto, en la práctica son los grupos rebeldes prorrusos y las fuerzas ucranianas bajo el auspicio de la OSCE, que son los que verdaderamente están involucrados en la guerra.
El documento recoge una mayor carga de responsabilidad para Ucrania que tiene que ceder soberanía a las regiones del este, una reforma constitucional que no dependen del Gobierno sino del parlamento ucraniano y Donbás permanecerá en el seno de Ucrania pero tendrá estatus especial y disfrutará de subvenciones del Gobierno central. Putin salió más satisfecho de la maratoniana reunión que sus homólogos occidentales garantizando sobre el papel el estatus especial de las regiones prorrusas y de Crimea no se pronunció palabra, adherida por derechos consumados.
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