La teoría del efecto pluma y cohete en el sector de la distribución de los carburantes describe como las subidas del precio del petróleo se trasladan rápidamente al consumidor, mientras los descensos lo hacen a una velocidad más lenta. Los conductores han visto en los últimos días como el precio de la gasolina ha vuelto a subir, después de dos meses consecutivos de caída de precios en los combustibles.
En concreto, la gasolina costó la última semana una media de 1,179 euros el litro, mientras el diésel subió un 3,36%. La subida responde al repunte de la cotización internacional de petróleo. Desde comenzó el mes de febrero, el crudo ha acumulado una subida del 32% para recuperar los 60 dólares el barril de Brent.
La subida de los precios es mínima en comparación con la evolución del oro negro, pero sorprende la rápida reacción de las estaciones de servicios para trasladar el encarecimiento de la materia prima a los consumidores. La caída en picado del crudo tardó más de cuatro meses en verse reflejado tasas negativas en las estadísticas de los precios de venta al público. Sin embargo, en apenas dos semanas los precios de los combustibles han subido desde que a principios de febrero el petróleo comenzara a rebotar desde los 50 dólares.
La Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC) ha denunciado desde hace años esta asimetría precios y ha expedientado a varias distribuidoras por concertación de precios y obstaculizar el desarrollo del libre mercado. En los últimos meses, el sector ha tenido que aguantar las críticas por no producirse descensos pronunciados como los que sucedían en los mercados internacionales.
La Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), que aglutina a las principales petroleras que operan en España, han argumentado los descensos se han traslado al 100% al público, pero no han bajado tanto porque el precio final está compuesto por encima del 40% por impuestos, que son costes fijos repercutidos al cliente final.
Hasta la CNMC bajó la intensidad de críticas al sector en su último informe reconociendo que la bajada del precio petróleo se ha repercutido a las estaciones de servicios, aunque subrayó que las empresas seguían aumentado los márgenes de beneficios, es decir, las ganancias por cada litro suministrado restando los costes e impuestos.
Normalmente, los márgenes deberían descender si baja el coste de las materias primas, al trasladarse al precio final y al revés. Con lo que si no vuelve a bajar el petróleo y los márgenes de beneficio de las petroleras aumentan, será que la subida total se imputará en su totalidad al consumidor.
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