AEFI trabaja con el objetivo de alcanzar un ecosistema favorable para que las startup y las empresas fintech e isurtech puedan crecer y desarrollarse. Así, la AEFI colabora con distintos agentes y organismos para conseguir un entorno cada vez más fuerte para estas compañías.
¿Qué valoración haría de estos meses en el cargo?
Llevo en la Asociación desde los inicios, soy uno de los miembros fundadores y llevaba ya cuatro años como vicepresidente. He estado focalizado en el vertical de infraestructura y medios de pago que es mi área de expertise y a la que se dedicaba la empresa en la que estaba hasta el mes de julio y de la que fui fundador en 2003. La coincidencia de ser presidente y dejar la empresa no es casual. Es una transición hacia otro tipo de vida y me gustaría devolver algo de la suerte que creo que he tenido. Tengo que dirigirme hacia un rol más generalista e institucional. Estoy todavía en periodo de adaptación pero bastante satisfecho de cómo está marchando todo; creo que eso en gran parte es por el conocimiento y las capacidades que hay dentro de la organización. No es mérito mío, más bien de la organización en sentido amplio. Tenemos mucha ayuda y soporte pero quedan muchas cosas por hacer.
Estar al frente de una Asociación, ¿da una visión más amplia que la de ejecutivo?
No en todas sus facetas. En algunas de ellas es muy difícil sacar conclusiones generalistas aplicables a cualquier tipo de empresa, es más bien un acto individual con empresas concretas pero sí hay muchas cosas que benefician al sector en su conjunto. Esto coincide plenamente con el objetivo de AEFI de crear un ecosistema financiero que sea lo más dinámico e innovador posible. Y eso en definitiva favorece a los asociados, buena parte de esto es crear un entorno regulatorio que favorezca el emprendimiento en general y en el sector fintech en particular. Personalmente me he encontrado trabas regulatorias que me tocó navegar y a mí me gustaría que las empresas que vienen detrás se encontraran el menor número posible.
Algunas son inevitables porque la regulación te da un marco estable en el que desarrollar tu actividad pero a un coste: el cumplimiento de determinadas cuestiones, algunas en forma de trabas burocráticas. Si la regulación es proporcional y el soporte para cumplir la regulación es ágil y eficaz, todo se facilita mucho. Es uno de los grandes objetivos de este mandato.
¿Qué barreras se encuentra a día de hoy el ecosistema fintech e insurtech?
Diría que hay dos: la regulación fintech en general y luego que España no es el país donde es más fácil emprender. Hay falta de cultura financiera general en muchos sectores de la sociedad y esto transciende al sector fintech. A los empresarios en general y a los emprendedores se le ve como personas con sombrero de copa y puro, aplastando a los trabajadores y esto debe cambiar. Al final el emprendedor arriesga su dinero con un fin no altruista, con el objetivo de multiplicar ese dinero invertido pero con un riesgo muy importante. Por el camino genera unos beneficios sociales tremendos porque crea empleo, riqueza… El porcentaje de emprendedores que tienen éxito es bajo, y eso no debemos olvidarlo.
El emprendedor que tiene éxito, ha tenido suerte, pero eso no basta. La suerte te vale para jugar a la lotería pero para tener éxito en el emprendimiento es necesario cierto talento y mucho esfuerzo. Hay muchas trabas que hay que ir eliminando poco a poco. Hay que fomentar regulatoriamente, fiscalmente, y administrativamente que las empresas puedan emprender en España. Vivimos en un mundo global. Si en España no se dan condiciones favorables, el dinero se va a otros sitios.
Se están aprobando varios procesos regulatorios: sobre el papel traerán beneficios pero en la práctica, ¿cambiará realmente el ecosistema emprendedor?
Es complicado determinar a priori el tipo de impulso que van a tener. Se han tomado decisiones que se plasman en forma de cuerpos legales y creo que son muy positivas como la ley Crea y Crece o la ley de Startups. Son pasos en la buena dirección pero todavía queda mucho. El mejor marco de referencia que tenemos en España es Irlanda: un país que estaba en una situación pareja a España a la que la crisis financiera de 2008 golpeó con muchísima más intensidad y sin embargo ahora está en una situación absolutamente privilegiada porque hicieron los cambios necesarios para ponerse en la vanguardia.
Tenemos que mirar a Irlanda y decir ¿qué han hecho para situarse en la vanguardia de la U.E.? Uno de los principales puntos de atracción de la inversión extranjera son las facilidades fiscales. En España en este punto vamos en dirección contraria. Irlanda ha reducido las trabas burocráticas para el emprendimiento, y creado polos de innovación, pero lo principal es la fiscalidad. España es de los países donde la presión fiscal es más elevada dentro de la UE en contra de lo que se dice. No se tiene en cuenta que el 25% del PIB es sumergido. Aquellos que contribuyen con el fisco lo hacen en una proporción muy elevada. O cambiamos esto o el dinero se marchará.
¿Qué nuevos problemas han surgido en los últimos tiempos que no pueden resolver los players tradicionales?
Las entidades tradicionales son empresas que llevan en el mercado, en algunos casos, cientos de años. Hicieron su revolución tecnológica a finales de los años sesenta, y desde entonces han evolucionado una barbaridad pero la evolución en general se va construyendo sobre núcleos tecnológicos desde hace muchas décadas. Se va construyendo una capa sobre otra y eso al final genera ineficiencias. Las fintech entran en otro momento con otros paradigmas tecnológicos y son capaces de crear nuevos servicios que son prácticamente imposibles de desarrollar con las bases tecnológicas sobre las que están construidas los sistemas tradicionales. Esto es ley de vida, el progreso se está dando a una velocidad de vértigo.
Respecto a las Iniciativas: ¿Qué valoración hace de este 2022 respecto a proyectos como Fintech Women Network; y las colaboraciones con Europa e Iberoamérica?
La iniciativa de Fintech Woman Network es una iniciativa divulgativa. Hay muchas mujeres que toman la decisión de priorizar el emprendimiento y una carrera ejecutiva en el sector fintech respecto a otras prioridades que puedan tener en la vida y en muchos casos con éxito. Se trata de las mujeres que autolimitan su capacidad de elección se den cuenta que hay bastantes mujeres que han fundado y dirigen empresas y muchísimas más que tienen puestos directivos en fintech.
Respecto a la alianza de fintechs iberoamericanas, hay muchas afinidades culturales y de otro tipo con Latinoamérica. La anterior junta directiva creó esta alianza y tenemos muchos puentes tendidos con las principales asociaciones fintech de Latinoamérica: México, Colombia, Chile… Eso redunda en muchos beneficios muy positivos a los dos lados del charco. A nivel europeo la AEFI es miembro fundador de European Digital Finance Asociation que es la UEFA de las asociaciones fintech, lo que pasa es que en Europa las cosas van mucho más lentas, hay más carga burocrática para ciertos temas y la Comisión y el Parlamento escriben regulaciones a dos y cuatro años vista. En todo caso, en Europa hay una gran capacidad de lobby y el sector fintech está siendo representado adecuadamente.
Respecto a las verticales: ¿Cuáles prometen crecer más y cuáles están estancadas y necesitan impulso?
Ahora mismo hay 13 verticales, la experiencia nos ha enseñado que muchas de las verticales tienen demasiados elementos en común, por lo que el objetivo primordial tiene que ser aprovechar al máximo las sinergias que se puedan generar entre ellas. Cuando más se habla de una vertical es cuando es más novedosa: las que tienen que ver con contabilidad distribuida, criptoactivos, financieros o no financieros y lending. Los criptoactivos son más novedosos y están generando noticias más llamativas, pero en cuanto a volumen de negocio, depende mucho del perfil inversor. No me atrevería decir cuál tiene más futuro, pero sí que no hay ninguno en decadencia.
¿Por qué están generando tanta polémica las criptodivisas?
La comprensión de los criptoactivos está al alcance de muy pocos. Es complicado porque utiliza conceptos criptográficos muy avanzados, matemáticas muy complejas y hay muchas cosas que la mayoría no tiene más remedio que creerse. En cuanto a criptodivisas, la mayor notoriedad que han tenido es en la parte especulativa. Cuando tienes una moneda la especulación es la parte menos relevante. La más relevante es depósito de valor, medio de pago, etc. En general nadie compra bitcoins o criptodivisas para guardar sus ahorros. Cuando algo es volátil sube mucho y baja mucho y está atrayendo mucha atención. Seguramente muchas de las criptodivisas que hay en el mercado, acaben desapareciendo, pero le veo un futuro muy prometedor.
Olvidémonos en el largo plazo de esta parte tan especulativa. En el futuro veremos que gran parte de las transacciones y del valor depositado por parte del público en general estará en criptodivisas que no serán tan volátiles como muchas lo son hoy en día. Las tecnologías nos van a hacer vivir cambios muy grandes.
Tendemos a sobrevalorar el impacto de los cambios en el corto plazo y a minusvalorarlos en el largo plazo. Por razones de interés económico o sociológico siempre que me he visto envuelto en un cambio disruptivo, yo mismo me he visto contando ese cambio como si fuera a suceder mañana. Pasa un año o dos y no ha cambiado nada, pero cuando pasan 15, miras atrás y todo ha cambiado más de lo que pensabas. Creo que esto no será una excepción.
Directivos>Gestión y Liderazgo