En estos días, se está hablando mucho sobre el robo de fotos comprometedoras de famosos y de los posibles fallos de seguridad de todo aquellos que se cuelga en la nube. Sin embargo, lo que no todo el mundo sabe, ya que no tiene el mismo efecto mediático, es que ese mismo robo o intento del mismo, está creciendo de forma alarmante en todo el mundo a nivel profesional. Pese a ello, y tal y como se destaca desde Setesca, consultora TIC especializada en el incremento de valor de las empresas, los esfuerzos que se hacen para combatirlo no son, ni mucho menos, los necesarios para frenarlo.
Poco presupuesto para seguridad
Según datos de Setesca, los responsables de informática de las empresas valoran mucho la seguridad de sus instalaciones (9 sobre 10), pero aún sabiendo que el impacto de una intrusión en sus sistemas puede ser muy alto (8 sobre 10), solamente dedican entre un 1 y un 2% de su presupuesto a seguridad. Tal y como se subraya desde la consultora, el problema radica en que, al igual que para las personas, el problema de la seguridad en las empresas no es solamente el que alguien quiera introducirse en nuestro teléfono, sino que es que en los sistemas de las empresas se están poniendo datos o información que no debería ponerse ahí. Esto supone un gran atractivo y ayuda para los hackers.
Virus cada vez más inteligentes y peligro con los documentos compartidos por USB
En este sentido, y con el fin de controlar el buen uso, las compañías ponen, normalmente, filtros al uso de redes sociales, y filtros con control de términos y webs, etc. Pero con todo ello, la seguridad es cada vez más ineficaz. El motivo es que los empleados de las empresas, en sus navegaciones y su uso diario, acceden a múltiples sitios donde los hackers están esperando para capturar e introducir virus de tipo troyanos en los sistemas. Virus cada vez más inteligentes y difíciles de controlar. Y no solamente es un problema que afecta a los sitios web, sino que también se encuentra en los documentos compartidos via USB.
Aumento del hacking social
Este tipo de hacking social, el que aprovecha de las características sociológicas para el uso de malware, crece exponencialmente con el uso de Internet en la gestión diaria. Existen dos soluciones complementarias en este punto. Por un lado, formalizar que los sistemas de la información de la compañía son estrictamente para tareas profesionales y por lo tanto, se puedan llegar a efectuar auditorías de control sobre la navegación. Y, por otro lado, instalar herramientas automáticas de detección y filtrado de malware. No solamente de fuera a dentro, sino también de dentro a fuera.
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