Audrey Jeanneau es quiropráctica en Barcelona. Abrió su consulta en 2018, Carrer del Rosselló, con el objetivo de ayudar a sus pacientes a avanzar hacia una vida mejor. La quiropráctica, a menudo mal entendida es, sin embargo, una medicina gentil y preventiva que guía al cuerpo hacia su propio camino de curación. Audrey es, por tanto, la encarnación de la fuerza a través de la delicadeza. Por encima de todo, ella es el resultado mismo del poder curativo de esta práctica.
Después una curación de su enferma con la práctica de la quiropráctica, Audrey, francesa expatriada en España, lo practica como trabajo propio. Se revela a través de esta disciplina. Estudió en Barcelona la quiropráctica porque existen pocas escuelas de formación. La práctica no es tan antigua, solo 125 años. Lo importante para ella era comprender los valores y la filosofía de la quiropráctica. Así que convirtió este descubrimiento en una profesión.
Ahora, lo más que hace Audrey es ayudar al cuerpo a curarse a sí mismo. El cuerpo es inteligente, se deja guiar por los quiroprácticos, denominados mensajeros. La quiropráctica es aún un motor de curación.
Para Audrey es útil consultar. Sobre todo con nuestra sociedad en la que todo tiene que ir rápido. Ya no se tiene el tiempo necesario para dejar que el cuerpo se exprese y se cure. La gente ahora prefiere medicarse a buscar las causas de sus problemas antes de proactivar. Sin embargo, tomar medicamentos ralentiza el proceso natural de curación. Empeora la situación. La gente debe escuchar a su cuerpo y buscar las soluciones posibles más naturales como las de las medicinas naturales o paralelas.
El papel de los quiroprácticos es ayudar a las personas a avanzar hacia el bienestar y escucharse mejor. Es hoy, la profesión de Audrey: auydar la gente a “renacer”.
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