Hace un año había un compromiso firme por parte del Gobierno de desarrollar el MARF (Mercado Alternativo de Renta Fija), cuyo objetivo era poner a disposición de las empresas una plataforma flexible que les ayudase en el camino de reducir la dependencia secular de los préstamos bancarios que caracteriza al tejido empresarial español. Pero eso no era ninguna garantía de que las palabras desembocarán en hechos.
Finalmente, el MARF ha conseguido superar todo el escepticismo que flotaba en torno a él. El próximo mes de octubre se cumplirá su primer aniversario y este mercado ya puede presumir de haber atraído a ocho empresas de características muy diversas, como son Copasa, Tecnocom, Grupo Ortiz, Audax, Eysa, Europac, Elecnor o Tubacex. Todas ellas han elegido a Axesor para acreditar su solvencia de cara a los inversores. El MARF, organizado como una plataforma electrónica, ofrece a los potenciales emisores de deuda las ventajas de los sistemas multilaterales de negociación, caracterizados por su mayor agilidad y sus menores costes en la tramitación. Es un salto cualitativo para el mercado español de deuda, coto tradicional de la banca y de las grandes multinacionales, y una oportunidad única para crear en España una verdadera industria de mercados de capitales. Pero aún queda mucho por avanzar.
Nos consta que varias empresas tienen la intención declarada de apelar al mercado a través del MARF en los próximos meses. El saldo vivo en circulación no llega actualmente a los 350 millones de euros, una gota en el océano, si hablamos en términos de financiación. Aunque todo camino tiene un comienzo. Para las compañías, emitir deuda requiere un cambio de mentalidad, que a medio plazo tiene claras recompensas. Exige un elevado nivel de transparencia y disciplina financiera, que aunque en algunos casos puede requerir mejoras en la gestión de la empresa para conseguirlos, a la larga, contribuirán positivamente en la evolución de la compañía.
También es cierto que conlleva la ventaja de la posibilidad de obtener financiación a más largo plazo que un crédito bancario, sin necesidad de amortizaciones parciales y con unas condiciones claramente menos intrusivas en la gestión de la empresa. Pero, a pesar de existir una amplia gama de inversores interesados en invertir en emisiones de nuevas empresas, las empresas tienen que convencer a los inversores del atractivo de su oferta por lo que es lógico que la decisión de emitir plantee una serie de dilemas. Por eso, son bienvenidas todas las iniciativas públicas para fomentar que las empresas se financien a través de los mercados. En este sentido, la posibilidad de que las sociedades limitadas puedan emitir deuda, tal y como contempla la nueva ley de fomento de la financiación empresarial, multiplica exponencialmente las posibilidades del mercado alternativo.
Por otra parte, el escenario global refuerza el atractivo que ofrecen mercados con las características del MARF. La coyuntura actual se caracteriza por un fuerte descenso de la prima de riesgo soberano que repercute en cascada en las emisiones corporate, hay un claro estrechamiento de los márgenes en general. Desde el punto de vista del inversor, si hasta hace poco era relativamente fácil obtener una rentabilidad adicional invirtiendo en bonos soberanos con grado de inversión como el de España, ya no es el caso y menos ahora que el BCE acaba de anunciar un plan para reactivar la maltrecha economía europea. La morosidad de los emisores de deuda sigue siendo relativamente baja; abunda la liquidez, pero no las alternativas de inversión y en estas circunstancias el MARF se presenta como una oportunidad atractiva desde todos los puntos de vista.
Santiago Martín es director general de Axesor.
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