Según el último informe de la Fundación BBVA, existe una correlación directa entre el tamaño de las aglomeraciones urbanas y su actividad innovadora. Las empresas y los trabajadores alcanzan niveles más elevados de productividad allí donde las aglomeraciones urbanas son más densas y de mayor dimensión, según explican en el informe. Desde la fundación han analizado estos datos considerando como aglomeración urbana aquellas con una densidad mínima de 1.500 habitantes por kilómetro cuadrado y un umbral mínimo de población de 50.000 habitantes. “Una dimensión urbana elevada también facilita el aprovechamiento eficiente de infraestructuras y servicios comunes, y ofrece a las empresas la posibilidad de compartir proveedores especializados y de disponer de trabajadores más cualificados”, recoge el informe. Además, añaden que las ciudades grandes impulsan el desarrollo de una cultura favorable a la innovación, que puede manifestarse en forma de esfuerzo en I+D, capacidad de generación de empleo de alta cualificación, solicitudes de patentes, y otros indicadores relevantes. Las provincias de Madrid, Barcelona, Álava, Vizcaya, Zaragoza, Cádiz, Valladolid, Valencia y Sevilla son, por este orden, las que tienen una proporción mayor de población que reside en estas aglomeraciones. Estas provincias juntas suman el 44,5% de la población en España y el 50,7% del PIB, pero albergan el 71,1% de la población ocupada en sectores de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) y reúnen el 60,5% de la concesión de patentes en España. También su peso en la población ocupada en actividades de elevada cualificación (54,5%). En definitiva, la Fundación BBVA revela que existe una correlación positiva a nivel provincial entre el peso de la población residente en aglomeraciones urbanas de alta densidad y la actividad innovadora, al igual que entre la proporción de población total que vive en ellas y el peso de la población ocupada en actividades TIC. Igualmente, hay una correlación positiva entre el porcentaje de la población residente en estas aglomeraciones y el gasto en I+D por habitante de las Administraciones Públicas y universidades, y el gasto en innovación por habitante de las empresas.
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