Las cotas alcanzadas por Wall Street, pero también en Europa, son, paradójicamente, fuente de momentum y de preocupación al mismo tiempo. Y es que, más allá de la euforia desatada por las mejores perspectivas macro que se derivan de las promesas políticas de Donald Trump y del avance de la recuperación, el mercado sigue teniendo aún muchas cuentas pendientes que le ponen constantemente en riesgo de corrección. La fortaleza mostrada por la renta variable a eventos como el Brexit o la propia victoria del republicano, sumada al apetito por el riesgo y el positivo sentimiento inversor apoyan su escalada. Sin embargo, no son pocos los expertos que comienzan a temer que la ‘gasolina’ acabe por agotarse o simplemente sea incapaz de resistir a los múltiples frentes abiertos actualmente. Una Reserva Federal (Fed) embarcada en un ciclo alcista de tipos o un Banco Central Europeo (BCE) planteándose ya su estrategia de salida cuando los cimientos de la recuperación aún son vulnerables, sobre todo, ante el elevado riesgo político que suponen las elecciones en Francia y Alemania, así como la delicada salud del sector financiero. La temida ruptura del euro o las tensiones derivadas de las arduas negociaciones que se esperan del Brexit, así como la propia retórica proteccionista de Trump, o el elevado endeudamiento sobre el que se asienta una China en transición… Son solo algunos ejemplos. Así, aunque lo que más vértigo da son las elevadas valoraciones, que “pueden ser causa de una corrección, aunque sólo en casos extremos con el de las puntocom, pues normalmente hace falta un catalizador adicional”, señalan desde Capital Economics. La firma apunta a una política monetaria más estricta como un posible factor que cause una fuerte caída en las Bolsas. Probablemente, creen, los aumentos del precio del dinero en Estados Unidos se cobren su peaje en los activos de mayor riesgo, “pero dudamos que derrumbe a los mercados (…) pues después de todo este movimiento responde a la fortaleza de la economía estadounidense”. Y es que, añaden, un catalizador más obvio sería una recesión, que es cuando se han producido los mayores sell-off en los mercados, “sin embargo, no es algo que esperamos en los próximos dos años”. Tampoco aguardan un ‘aterrizaje forzoso’ en China, aunque “los acontecimientos políticos en Europa si podrían ser el punto de partida para una corrección ”. También los catalizadores para un descenso pueden “salir de la nada, como la crisis de LTCM de 1998 o los escándalos de contabilidad corporativos de 2002”. Con todo, teniendo en cuenta las estimaciones para la economía norteamericana que manejan, “no prevemos un colapso importante en el próximo par de ejercicios. Ahora bien, con las elevadas valoraciones actuales, los riesgos están sesgados a la baja”, añaden. Recordemos que recientemente Goldman Sachs también ha advertido sobre el peligro de una corrección, “ante un impulso del crecimiento cerca de tocar techo y con los tipos subiendo”. Un contexto en el que “la asimetría de las acciones se está volviendo cada vez más negativa, lo que las hace más vulnerables a posibles shocks, como, por ejemplo, la política europea o la estadounidense, las materias primas o China”. Mientras que Bill Gross alertaba en su última carta a los inversores de Janus Capital: “No se sientan atraídos por el espejismo de Trump (un crecimiento de entre el 3% y el 4%) y los beneficios mágicos de los recortes de impuestos y la desregulación. Estados Unidos, y la economía mundial, caminan sobre una delgada línea debido al creciente apalancamiento y el potencial de unos tipos demasiado altos (o demasiado bajos) para causar estragos en un sistema financiero cada vez más estresado”.
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