La nueva generación de filántropos

Según el World Wealth Report 2016 publicado recientemente por Capgemini, el patrimonio total de los ultra ricos (high-net-worth individuals-HNWIs) en el mundo ascendía a 58,7 billones de dólares en 2015. La mayor parte de esa riqueza se encontraba en la región de Asia Pacífico, seguida de EEUU. Accenture, estima que solo en la primera potencia mundial, unos 30 billones de dólares en activos serán transferidos a sus herederos en los próximos 30 o 40 años. Un capital que pasará a manos de gente joven, sobre todo millennials (aquellos que nacieron entre 1980 y 2000), muchos de los cuales están, a juicio de los expertos de BNP, muy concienciados con causas filantrópicas. Filántropos Las cifras que desvela el informe BNP Paribas Filantropía Individual 2017 elaborado por The Economist Intelligence Unit, la división de investigación y análisis de la revista The Economist, van en esa dirección. El documento analiza cómo las nuevas generaciones de filántropos están conformando el futuro del sector, equilibrando el peso de los legados familiares a través de nuevas herramientas, tecnologías y estrategias. El Informe, que se basa en entrevistas realizadas a filántropos de la generación millennial y a expertos, describe las 5 principales características de la mentalidad de los filántropos millenials: 1. Interés por el emprendimiento social: los millennials creen que apoyar a los emprendedores y a las organizaciones con ánimo de lucro (frente al tradicional apoyo a organizaciones sin ánimo de lucro) es la opción más sostenible para conseguir sus ambiciones filantrópicas. Los sectores preferidos por los emprendedores sociales son las FinTechs, EdTechs, las energías renovables y la alimentación y agricultura. 2. Enfoque global: los millennials son más globales en sus causas y en su alcance geográfico que los Baby Boomers. La generación más joven quiere replicar su éxito en distintos lugares, mientras que los Baby Boombers se centran en una sola región. 3. Deseo por el ahora: los millennials no quieren esperar antes de devolver a la sociedad, quieren empezar a lograr cambios desde ya 4. Uso diferente de las redes sociales: los millennials utilizan los canales digitales de manera diferente a los Baby Boomers, no solo para promover sus causas, si no también para encontrar beneficiarios, donantes, talentos y para formarse. 5. Cultura colaborativa: los millennials creen que pueden ser mucho más efectivos si están conectados con otros interesados por la filantropía a través de redes internacionales o locales de forma que puedan identificar oportunidades de cofinanciación y coinversión e intercambiar buenas prácticas. ¿Cómo gestionan los filántropos millennials su legado familiar? De las entrevistas realizadas, también se desprenden importantes conclusiones. Los millennials consideran que no tienen por qué sentirse atados a su legado familiar. Quieren buscar un equilibrio entre el legado y la innovación. Mientras que algunos emprenden el camino ellos solos, creando estructuras independientes y buscando indicadores de rentabilidad, otros se mantienen alineados con los intereses y objetivos familiares pero incorporando prácticas más modernas. En la búsqueda de impacto, los millennials adoptan un enfoque específico con respecto a sus inversiones. No dudan en romper con las generaciones previas, utilizando inversiones de impacto, evaluaciones de impacto o soluciones híbridas. Los millennials mezclan sus iniciativas de inversión y sus actividades filantrópicas, contrariamente a sus predecesores. «Cuando me uní a la Fundación, el 40% de la cartera se destinaba a inversiones de impacto. Entonces empecé a preguntarme por qué no todas nuestras inversiones eran inversiones de impacto,» comenta Stéphanie Cordes, 27 años, Vicepresidente de la Fundación Cordes, EEUU, en una de las entrevistas. Siendo una generación muy orientada a los resultados, los jóvenes utilizan los medios digitales para evaluar y monitorizar de manera continua indicadores relevantes que les permitan medir el impacto de sus actividades. Ejemplos de estas tecnologías se destacan en el Informe, incluyendo entre ellos, el Mapa de Datos del Centro Europeo de Fundaciones, que ofrece información sobre cómo gestionar una fundación en 80 países distintos o las métricas IRIS, diseñadas para medir el retorno social, medioambiental y financiero de una inversión.

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