La relación entre las empresas de Latinoamérica y las de la Península Ibérica son intensas. No obstante, a consecuencia de que ser global constituye una ventaja para las compañías de una y otra orilla, el Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (CEAPI), trabaja para que esas relaciones sean aún mayores. Lo explica para DIRIGENTES la presidenta de CEAPI y de Atrevia, Núria Vilanova.
CEAPI es una de las entidades que trabajan por la cooperación entre las dos orillas del Atlántico. ¿En qué medida colabora CEAPI con el resto de entidades? ¿Qué hace diferente la actuación de CEAPI? ¿Cuál es el objetivo del evento que va a celebrar en los próximos días?
CEAPI es la asociación formada por presidentes de compañías con intereses en Iberoamérica. Los socios no son las empresas sino las personas, los presidentes en este caso. Trabaja para hacer crecer las relaciones entre España y América Latina y que crezcan también el desarrollo de las llamadas multibéricas, las que están tanto en América como en la Península. Intentamos que las compañías crezcan y que lo hagan compartiendo sus experiencias. En un mundo en el que es imprescindible ser global, cada país es un reto. Para nosotros, que trabajamos con empresas con implantación regional en los dos continentes, el reto es mucho mayor.
Con nosotros están grandes compañías como Mapfre, Repsol, Enagás, etc. hasta empresas de todos los tamaños, como Eulen, turrones Delaviuda o Miguel Torres de las Bodegas Torres. Es decir, tenemos todos los perfiles. Las experiencias que compartimos entre nosotros sirven para establecer lazos de confianza entre las empresas, y también para servir de interlocutores entre los partidos políticos y la administración.
Para nosotros, el papel de la empresa en el desarrollo de la sociedad, sobre todo en el caso de América Latina donde hay una capa de la sociedad con un acceso limitado a necesidades fundamentales, nos parece muy importante. El papel de las empresas y el talento es fundamental en un contexto que cambia con rapidez por la tecnología. También tratamos de adaptarnos al reto que supone y que será cada vez mayor de respetar el medio ambiente.
Comenta que su entidad tiene relación con empresas de gran tamaño que, por otro lado, tienen un acceso más fácil a la internacionalización. ¿Qué apoyo prestan a las empresas más pequeñas que quieren acceder a Latinoamérica?
Nuestro objetivo es que las empresas estén representadas por los máximos decisores de las compañías. Como te decía tenemos empresas de diversos tamaños y lo que sí queremos es que tengan voluntad de hacer las cosas bien. No se trata solo de hacer negocios sino de marcar la diferencia.
Hablaba de la intermediación que tienen con algunos gobiernos. ¿Con qué gobiernos están teniendo más facilidad y con cuáles menos?
No hacemos una cooperación o una interrelación con gobiernos en particular pero sí mantenemos un diálogo constante. Nuestra asociación se basa en España, de modo que estamos en contacto con los partidos políticos y los ministerios que más tienen que ver con nuestro entorno, como son Economía, Comercio, Infraestructuras o Exteriores. En el caso de América Latina, tendremos en el congreso ministros de tres países: Ecuador, Colombia y República Dominicana. Intentamos siempre mantener ese diálogo porque es imposible desarrollar el mundo empresarial sin la administración.
¿Qué se está haciendo bien y qué se puede mejorar en el intento de intensificar la relación entre las empresas de un lado y de otro del Atlántico?
Es un momento de oportunidad. Estamos en una situación de inquietud con respecto a la economía en el mundo y creo que España sabe por experiencia que ser global es una ventaja ante los problemas económicos. El hecho de trabajar en que crezca el número de empresas que están en diferentes países en Iberoamérica es una respuesta importante a este momento de posible cambio del ciclo económico.
También tenemos claro que el futuro está en la innovación y tenemos que mezclar lo nuevo con lo que ya existía. Es muy importante la interrelación entre las grandes empresas -que son los grandes proveedores de empleo y de riqueza en los países- con las startups y los emprendedores que son los que aportan más potencial de crecimiento. Ya es un logro que a pesar de los cambios en tecnología mantengan el empleo. Ahora si queremos conseguir el éxito de seguir creciendo tenemos que involucrar a los nuevos players de la economía. En el congreso, uno de los temas importantes son las startups y los procesos que se llevan a cabo para crearlas.
Se suele decir que España y Portugal tienen buena relación con Latinoamérica por sus raíces históricas. ¿Qué parte de esa buena relación tiene que ver con ser un enlace con la Unión Europea?
En relación con eso y hablando de retos, uno de los retos de Portugal, que ha tenido un gran vínculo con Brasil, es que tiene mucho más que aportar al resto de empresas de Latinoamérica. Con respecto a España como plataforma de la Unión Europea, invertir aquí significa invertir en la zona euro. Entrar en la zona europea tiene un gran atractivo. Por otro lado se está produciendo un fenómeno que es que algunas empresas de América Latina están estableciendo su headquarter en España. España tiene más convenios de doble imposición, un pacto fiscal en las operaciones con las multibéricas, que algunos de los propios países de América Latina. También tiene convenios de protección a la inversión y en caso de conflicto, que es una de las grandes ventajas de estar bajo el paraguas de la Unión Europea. España es atractiva como punto de inversión pero también para trasladar las sedes.
¿Cómo se está enfrentando desde esta organización la creciente competencia con la inversión china y estadounidense?
Estados Unidos lleva muchos años en América Latina y ahí sí que existe una cierta facilidad de las compañías españolas para entender la realidad. Desde mi sector, el de la comunicación, las grandes empresas de comunicación de Estados Unidos no están en los países del sur del continente y ahí las españolas se presentan como aliadas. Las estadounidenses no han sido capaces de penetrar en Latinoamérica y su forma de operar es a través de socios locales o partners como puede ser Atrevia.
Las inversiones chinas son crecientes en los últimos años y España tiene el reto de poner en valor sus propias inversiones. Cuando una empresa española, como Repsol, entidades financieras y demás, han invertido en América no solo han hecho negocio. Han llevado allí nuevas prácticas, tecnología, proyectos de responsabilidad social, metodologías de trabajo y buenas prácticas de gestión, por mencionar algunas cosas. La manera en que España ha invertido en América Latina es comprometida y ejemplar. Eso es una ventaja competitiva con respecto a otros inversores.
¿Cuál es la percepción de este consejo con respecto a la situación política de nuestro país?
La estabilidad es buena para el mundo empresarial pero los cambios en tecnología, digitalización y demás van demasiado rápido como para que podamos bajarnos del carro. En el mundo de la empresa tenemos que seguir trabajando, sobre todo ahora con estos tambores de crisis, con gobierno o sin gobierno.
Imagino que será más difícil sin gobierno.
Cuando estás pedaleando en una bicicleta, da igual que sea más duro o menos. Hay que seguir haciéndolo.
¿Cómo encaran las empresas la desaceleración que se viene anunciando?
Creo que con la mentalidad de que ya lo hicimos en 2008-2009. Es duro tener que enfrentar una situación económica desfavorable pero el liderazgo de las empresas se muestra en situaciones adversas. Las empresas y la sociedad sufrieron pero demostraron que eran capaces de hacer frente a la crisis. En ese aspecto sirvió para que muchas empresas se pusieran las pilas y cambiaran. Tenemos la experiencia demasiado cercana de que ya hemos lidiado con situaciones difíciles y sabemos hacerlo. También tenemos que tener el convencimiento de que esta crisis es diferente porque tenemos que acelerar todos los procesos de cambio dentro de las empresas. Es una crisis en la que tendremos que dar una respuesta contraintuitiva. Si en el pasado la estrategia fue recortar costes, en esta ocasión quizás también hay que hacerlo pero además tenemos que invertir en desarrollar procesos de innovación que nos permitan crear nuevos puestos de trabajo.
Hablando de situaciones difíciles, Latinoamérica vive también un periodo convulso, con la mala situación en Argentina o la crisis tan difícil de calificar que vive Venezuela. ¿Cómo se enfrentan estas incertidumbres?
Lo que ha tenido un mayor impacto es Venezuela. Cuando viajas por América Latina, no importa lo lejos que esté ese país de Venezuela, como por ejemplo en Chile, ves venezolanos que han tenido que escapar de su país por la situación económica y la inseguridad que existe. El impacto de Venezuela en la región ha sido muy importante. No es que se vea una situación de conflicto y gran tensión sino que se vive. Porque está en las calles de todos y cada uno de estos países. Hay muchas personas que han salido y han llenado hasta el último rincón de América Latina y también de España.
El conjunto tiene un impacto. Es el caso de Brasil, que era uno de los grandes motores de la economía Latina, o el de la inflación en Argentina. Todo son vasos comunicantes y afortunadamente, a pesar de esto, cada país tiene su propia dinámica y sus posibilidades. Chile por volver con el ejemplo, se ve más afectado por el precio de los minerales que por la economía argentina. En todo caso, ser globales y estar diversificados en diferentes economías es vital para las empresas.
Por ejemplificar un poco más. Si yo tuviera una empresa y quisiera dar el primer paso hacia América Latina, ¿en qué país hay una situación más propicia para comenzar a hacer negocios en aquella parte del mundo?
En el caso de Atrevia, estamos en 12 países de América Latina. Lo que hemos aprendido es que a veces puedes conseguir más beneficios no siempre en el país más grande o en el que va mejor económicamente. Lo importante es que vayas al país en el que seas más capaz de conectar mejor con el cliente y el mercado, y de que tu oferta sea percibida como de más valor. Esto nos ha llevado a tener socios locales en algunos países. Más que el país, le diría que es positivo contar con un socio local que entienda el mercado del país y su situación.
Al final la tecnología no es suficiente. Es fundamental el equipo humano. También hay que tener presentes las dificultades que supone el proceso de expatriación. Muchas veces se envía al que está dispuesto a cambiar de país y no al mejor preparado para esa misión. Es clave enviar a los mejores cuando emprendemos una nueva aventura de ese tipo. Siempre va a ser más difícil adaptarnos a ese nuevo entorno que en el país de origen.
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