Las pymes están desempeñando un papel cada vez más determinante en la transición hacia un modelo productivo y empresarial más sostenible en España. De hecho, actualmente, el 88% de ellas afirman llevar a cabo acciones con impacto positivo en el desarrollo sostenible, frente al 54% en el año 2018.
Y es que, en los últimos años no sólo ha aumentado la presión de una sociedad cada vez más consciente y demandante de prácticas responsables, sino también de un marco regulatorio en constante evolución que exige a todas las empresas, incluidas las medianas y pequeñas, adaptarse a nuevas normativas y estándares sostenibles. Normativas que abordan desde la lucha contra la corrupción, hasta la gestión de residuos o la igualdad de género, y subrayan la importancia de que las pequeñas y medianas empresas asuman su responsabilidad en esta transformación. Cumplir con estos requisitos no es solo una cuestión de adaptación, es también una necesidad estratégica para asegurar su competitividad y relevancia en un mercado que valora cada vez más el compromiso con la sostenibilidad.
Sin embargo, la tarea de alinear las estrategias corporativas con la normativa vigente no es un camino fácil para las pymes. Uno de los principales retos a los que se enfrentan es el cumplimiento de normativas complejas con recursos limitados. Por ejemplo, la Ley 2/2023 exige que todas las empresas con más de 50 personas en plantilla implementen un sistema interno de información y mantengan un registro de denuncias de corrupción y otras infracciones, promoviendo una cultura de transparencia y ética en los negocios. Para muchas pymes, esto representa un desafío en términos de tiempo, recursos y conocimientos técnicos. Pero también estas medidas pueden proporcionar una ventaja competitiva, fortaleciendo la reputación de la empresa y mejorando su atractivo para empleados, inversores y clientes.
En el ámbito de la igualdad de género, la normativa Real Decreto-ley 6/2019 obliga a las pequeñas y medianas empresas con más de 50 empleados a desarrollar planes de igualdad y a llevar un registro salarial desagregado por género. Aunque puede parecer una carga administrativa adicional, esta normativa también abre la puerta a atraer y retener talento diverso y a fomentar un entorno de trabajo más inclusivo, lo que se traduce en una mejora de la productividad y la innovación.
Por otra parte, la Directiva CSRD (Directiva de la UE sobre la presentación de información sobre sostenibilidad) obliga mayoritariamente a las grandes empresas a reportar su desempeño ambiental, social y de gobernanza (ESG), pero también incluye de forma directa a las pymes cotizadas y de manera indirecta a todas aquellas que operan como parte de cadenas de suministro más grandes o que buscan financiación. Para ellas se está trabajando desde la Unión Europea en unos estándares voluntarios concretos. Esto no solo impulsa una mayor transparencia, sino que también incentiva a estas empresas a mejorar sus prácticas sostenibles y a comunicar sus avances, fortaleciendo su posición en un mercado cada vez más competitivo.
Por último, entre otras muchas normativas que están impactando en la pyme, creo que es importante destacar la Directiva 2024/1760 sobre Diligencia Debida en Sostenibilidad. Ésta, aunque inicialmente centrada en grandes empresas europeas, también afectará a las pymes que forman parte de sus cadenas de suministro. Esto implica que deben estar preparadas para demostrar que cumplen los requisitos de sostenibilidad como empresas proveedoras. Y, según está redactada la norma europea, se abren espacios de colaboración entre clientes y suministradores para progresar en los ámbitos de la sostenibilidad.
No pretendo, con esta enumeración de normativas, generar alarma entre las pymes. Al contrario, intento ofrecerles una visión más clara de qué leyes pueden afectarles. Y precisamente este es el propósito de nuestra reciente publicación documento “Diez normativas en sostenibilidad que afectan a tu empresa» en la que podrán profundizar tanto en las que he mencionado como en otras relevantes para sus negocios.
Asimismo, es importante matizar que muchas de estas normativas ofrecen un período de adaptación más extenso para ellas, reconociendo sus capacidades limitadas en comparación con las grandes empresas. Sin embargo, las pymes no deben percibir estos plazos como una excusa para retrasar la adopción de prácticas sostenibles, sino como una ocasión para prepararse mejor y aprovechar las ventajas que ofrece la sostenibilidad, haciéndose más competitivas frente a otras de su entorno.
Y en este punto me gustaría dar algunas claves a las pymes para gestionar esta transición:
1. Formar a la plantilla: para que el cambio sea posible, es esencial que las pymes inviertan en la formación de su personal sobre temas relacionados con la sostenibilidad. Esto puede incluir cursos sobre gestión de residuos, eficiencia energética o derechos humanos. Y para ayudarles a hacerlo, desde el Pacto Mundial de la ONU España, hemos desarrollado el ‘Programa de Capacitación de Proveedores Sostenibles’ en colaboración con ICEX y la Fundación ICO. Este programa abierto proporciona las herramientas necesarias para gestionar los riesgos ambientales y sociales, al mismo tiempo que permite a las empresas estar mejor preparadas para las exigencias de los grandes clientes y acceder a mercados cada vez más exigentes con la sostenibilidad.
2. Acceder a financiación sostenible: contar con los recursos necesarios es fundamental para implementar cambios sostenibles. Por ello, es clave que las pymes exploren opciones de financiación sostenible, como subvenciones públicas, fondos europeos o líneas de crédito específicas para proyectos sostenibles.
3. Fomentar la colaboración y el intercambio de conocimientos: crear alianzas estratégicas con otras pymes, grandes empresas, organismos públicos, o instituciones académicas puede ser una vía efectiva para acceder a recursos compartidos, como formación especializada, consultoría o investigación. Además, las redes de colaboración facilitan el intercambio de experiencias y buenas prácticas que pueden ser vitales para superar obstáculos comunes en el camino hacia la sostenibilidad.
4. Implementar una estrategia de transición progresiva: como hemos visto, la adaptación a las normativas no tiene que ser un cambio radical e inmediato. Es recomendable establecer una hoja de ruta con objetivos claros a corto, medio y largo plazo. Esto permitirá a las pymes gestionar mejor sus recursos, evitar la saturación de la estructura interna y avanzar de manera ordenada hacia un modelo más sostenible.
5. Optimizar recursos mediante la digitalización: las herramientas digitales pueden jugar un papel crucial en la reducción de costos y en la mejora de la eficiencia operativa. Desde el uso de software para el seguimiento de la huella de carbono hasta plataformas para gestionar residuos u optimizar la logística, la digitalización permite a las pymes reducir su impacto ambiental y, al mismo tiempo, cumplir de manera más sencilla con las normativas de sostenibilidad.
En definitiva, la transición hacia un modelo más sostenible puede parecer desafiante, pero está llena de oportunidades para aquellas pymes que se atrevan a dar el paso. Siguiendo estas claves, las pequeñas y medianas empresas además de cumplir con las normativas vigentes, estarán mejor posicionadas para liderar la transformación hacia una economía más justa, competitiva y resiliente.
Como directora ejecutiva de la iniciativa líder en sostenibilidad empresarial, creo firmemente que estamos en un momento de oportunidad para aquellas pymes que decidan apostar por la transformación, pero también de necesidad. Necesidad de que el 99% de nuestro tejido empresarial se una a la transición hacia un modelo económico más sostenible. Porque si bien durante décadas el discurso de la sostenibilidad empresarial ha estado principalmente dirigido a grandes corporaciones, es momento de dar la importancia que merecen las pequeñas y medianas empresas en esta tarea.
Su papel es crucial aparte de por su número, por su capacidad de innovación, cercanía con las comunidades locales, capacidad empleadora y adaptabilidad a los cambios. Estas características les otorgan un poder transformador único, capaz de acelerar la transición hacia una economía más justa, inclusiva y respetuosa con el medioambiente.
Por todo ello, pymes, es hora de que asumáis el liderazgo que corresponde en esta transformación. Solo con vosotras, podremos hacer realidad un futuro sostenible.
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