Alemania entra en 2018 sin gobierno

Alemania superó a mediados de diciembre el récord de tiempo sin formar gobierno tras unas elecciones, fijado en 83 días. Tres meses y cuatro días después de los comicios federales del 24 de septiembre, el partido más votado, el conservador CDU de la canciller en funciones Angela Merkel, no consigue aliados para formar coalición. Según el calendario de las negociaciones, el país germano seguramente cumpla un cuarto y puede que un quinto mes sin un ejecutivo. De hecho, el próximo 7 de enero está prevista una reunión entre la CDU y los representantes del Partido Socialdemócrata (SPD) para intentar reeditar la «Gran Coalición» que gobernó la pasada legislatura. Estas negociaciones entre conservadores y socialdemócratas tienen un plazo límite de apenas cinco días para alcanzar progresos, que a día de hoy parecen muy difíciles. Ambos partidos salieron perjudicados de su coalición de gobierno y las urnas se han encargado de complicarles aún más la situación. La CDU vuelve a la mesa de negociación con el SPD a pesar de que ambos partidos negaron en plena resaca electoral que fuesen a volver a formar gobierno juntos. Sin embargo, el fracaso de las negociaciones de los conservadores con los Verdes y el Partido Liberal (FPD), han forzado un nuevo acercamiento. Los resultados de las elecciones federales del 24 de septiembre han complicado la aritmética de pactos. Los dos principales partidos se han mantenido en cabeza, pero cosechando sus peores resultados en seis décadas y abriendo paso al ascenso del partido ultraderechista Alternativa por Alemana (AfD). Pese a que AfD se ha colocado como tercer partido más votado, no cuenta para el cálculo de coaliciones, debido al pacto entre todos los partidos alemanes, el llamado «cordón sanitario» vigente desde el final de la Segunda Guerra Mundial, que excluye a las formaciones xenófobas o neonazis de cualquier negociación. La irrupción de la extrema derecha en el Bundestag condiciona ahora los próximos movimientos. Desde el SPD atribuyen este fenómeno a la Gran Coalición, que ha abierto espacio a la derecha de la CDU para un partido que propone expulsar a todos los refugiados y revocar las políticas de derechos humanos auspiciadas por Merkel. En la CDU, en cambio, se considera más arriesgada la posibilidad de que la falta de consenso provoque la repetición de las elecciones, ya que se presume que AfD podría rentabilizar en votos la incapacidad de los partidos tradicionales para ponerse de acuerdo. Todo ello, además, en un momento crítico en la Unión Europea, en plenas negociaciones con Reino Unido sobre el Brexit y con un partido de extrema derecha de nuevo como socio de gobierno de los conservadores en la vecina Austria. Un difícil panorama político que Alemania deberá dilucidar en los primeros compases de 2018.

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