¿Nos encontramos ante una nueva burbuja en el mercado tecnológico como en las puntocom? Esa es una de las principales preguntas que muchos inversores se hacen hoy en día. La respuesta para el equipo de análisis de Bank of America Merrill Lynch es clara: ahora mismo hay una gran diferencia que nos haga pensar que no estamos ante una situación que se asemeje al crash que se vivió en el año 1999. Según los analistas de la entidad norteamericana, nos encontramos en un entorno de mercado en el que el auge de las acciones “aún no es irracional”. Alrededor de tres cuartas partes de aquellos que manejan grandes fondos que el banco encuestó dijeron que “las acciones tecnológicas eran caras o similares a las burbujas”. La encuesta se llevó a cabo entre el 2 y el 8 de junio, justo antes de la caída del viernes y el lunes, y ofrece más información sobre por qué los inversores vendieron masivamente los valores tecnológicos. Además, la proporción de inversores que pensaban que las acciones estaban sobrevaloradas subió a niveles de máximos. Así pues, a diferencia de 1999, según señala Bank of America Merrill Lynch, los operadores no están reduciendo sus tenencias de efectivo a pesar de que piensan que las acciones están sobrevaloradas, lo que sugiere que aún no hay «exuberancia irracional». El ascenso del 21% este año hasta el pasado jueves continúa provocando varias comparaciones entre ahora y 1999, justo antes de las alturas que alcanzaron las acciones tecnológicas en plena burbuja de las puntocom. Una burbuja que terminó explotando a posteriori. «Long Nasdaq» surgió como una alternativa de trading en el que los inversores pensaron que era el más demandado por un segundo mes consecutivo. Un riesgo de aglomeración llegaría por la volatilidad provocada por las ventas si los inversores deciden simultáneamente que es el momento de intercambiar la otra manera. El Nasdaq 100, que está fuertemente formado por acciones tecnológicas, se hundió durante dos días después de un ascenso del 21% este año hasta el jueves. Los inversores citaron la misma preocupación que la encuesta puso de relieve: las acciones tecnológicas habían corrido hasta cotas muy altas demasiado rápido y un retroceso era lógico. Además, una nota de Robert Boroujerdi de Goldman Sachs avisaba que el la baja volatilidad podía indicar que estábamos asistiendo “a una especie de techo en el sector tecnológico”, dado que los inversores estaban subestimando el riesgo de las acciones tecnológicas. Una de las vulnerabilidades, dijo Bank of America, es que las expectativas de beneficios corporativos también son elevadas, aumentando las posibilidades de unas fuertes ventas si las “ganancias decepcionan”.
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