China cerró el mes de abril con un nuevo incremento en su superávit comercial, hasta alcanzar los 35.120 millones de euros, frente a los 21.820 millones del mes anterior, según los datos provisionales de la Administración General de Aduanas. Esta subida llega tras registrar en febrero su primer déficit por balanza comercial (-8.280 millones) desde 2014. En términos agregados, China ha reducido en un 26,2% su saldo positivo con el exterior en comparación con 2016, con un superávit acumulado hasta abril de 94.343 millones. La evolución de los principales indicadores se mantuvo en línea con las expectativas del Gobierno, con una subida de las importaciones (18,6%) bastante superior a la de las exportaciones (14,3%). Respecto a la polémica comercial con Estados Unidos, el superávit del gigante asiático volvió a incrementarse en 3.290 millones, hasta alcanzar los 19.469 millones en abril. Este saldo no sólo creció en términos intermensuales, sino que aumentó la brecha comercial en comparación a 2016. EEUU es el principal mercado receptor de China, y esta tendencia se confirmó aún más con el incremento en la tasa anual de exportaciones del 11,7%. En sentido contrario, las importaciones desde el mercado estadounidense al asiático tan sólo avanzaron un 1,5%. Aunque en las últimas semanas la tensión entre ambos países se había suavizado, tras la retirada de la acusación por parte de la Administración Trump sobre la manipulación de divisas por parte del Gobierno chino, son numerosas las ocasiones en las que el presidente ha expresado su rechazo respecto al elevado déficit comercial frente a Beijing. El mes pasado, Trump volvió a acusar a China y a otros países exportadores de vender acero por debajo de los costes en el mercado americano. Además, el Departamento de Comercio anunció la pasada semana el inicio de una investigación por posibles prácticas de dumping y subvención encubierta a las importaciones de herramientas y armarios con origen en China y Vietnam. Por su parte, el Gobierno de Xi Jinping no se ha pronunciado directamente, aunque si ha tomado posiciones como principal promotor del liberalismo comercial frente al proteccionismo impulsado por Trump. La semana pasada se reunieron los ministros de finanzas de Japón, Corea del Sur y China para garantizar que resistirían ante cualquier ataque comercial, arrojando la imagen de que los mayores pesos del G20 están en contra de las políticas intervencionistas propuestas desde la Casa Blanca.
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