Mario Draghi ha inaugurado el foro anual organizado por el BCE en Sintra, titulado "El futuro de la arquitectura monetaria y financiera internacional" y que reúne a representantes de varios bancos centrales, profesores universitarios de prestigio y otros cargos directivos del BCE.
"Puede que (los bancos centrales) no necesitemos de una coordinación formal de nuestras políticas, pero nos podemos beneficiar del alineamiento de estas políticas. Cuando hablo de alineamiento me refiero a un diagnóstico compartido sobre las causas de los retos que nos afectan a todos y a un acuerdo para dirigir nuestras políticas domésticas hacia ese diagnóstico", explicó.
En su opinión, encuentros como este del BCE "no pueden obligar a los países a tomar acciones específicas, pero el reconocimiento mutuo de los intereses en común puede servir como un tipo de instrumento de coordinación".
Draghi considera "decepcionante" el resultado del acuerdo alcanzado en el marco del G-20 de 2014, cuando los ministros de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales de los países que forman parte de este grupo acordaron acelerar el crecimiento en un 2 % hasta 2018."Éste es un ejemplo de cómo las intenciones y las acciones pueden diverger", lamentó Draghi.
"Tenemos que pensar no sólo sobre si nuestras políticas monetarias a nivel doméstico son apropiadas, sino sobre si están debidamente alineadas (con las del resto de bancos centrales)", defendió. "Esto no es una preferencia o una elección. Es simplemente la nueva realidad a la que nos enfrentamos", concluyó el presidente de la entidad monetaria europea.
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