El cambio climático aumenta la gravedad, prevalencia y duración de las alergias respiratorias

Es un error vincular la alergia respiratoria a la llegada de la primavera, pues varios tipos de alérgenos, como los ácaros, los hongos o los epitelios de animales, están presentes durante todo el año

Distintos factores relacionados con el cambio climático, como el calentamiento global y la contaminación, están repercutiendo en una mayor gravedad, prevalencia y duración de las alergias respiratorias. Este será unos de los temas que debatirán más de 6.000 alergólogos de todo el mundo reunidos en el próximo congreso de la Academia Europea de Alergia e Inmunología ClínicaEuropean Academy of Allergy and Clinical Immunology (EAACI), que se celebrará en Valencia del 31 de mayo al 3 de junio.

Más de 150 millones de europeos padecen algún tipo de enfermedad alérgica1. Por ejemplo, la prevalencia en España de la rinitis alérgica en población general es de media un 21%1 y se estima que aproximadamente un 5,7% de los menores de 14 años padecen asma y un 11,4%, algún tipo de alergia2.

La contaminación del aire y el cambio climático tienen efectos negativos para la salud y, concretamente, contribuyen de forma significativa a la aparición y gravedad de la rinitis alérgica y el asma, además de otras enfermedades respiratorias crónicas. Asimismo, la exposición a corto plazo a ozono, dióxido de nitrógeno y dióxido de azufre está vinculada a un incremento en el riesgo de ataques de asma, igual que los incendios forestales3.

“Es un error asociar la alergia respiratoria con la primavera”, explica la profesora María José Torres, secretaria general de la EAACI, catedrática en la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga y jefa del Servicio de Alergia del Hospital Regional Universitario de Málaga. “En muchos lugares de Europa los principales aeroalérgenos inductores de rinitis y asma no son los pólenes estacionales, sino los ácaros o los hongos que están presentes durante todo el año”. Incluso algunos pólenes del área mediterránea, como la parietaria, pueden florecer e inducir síntomas respiratorios en pacientes alérgicos en cualquier época del año.

Por otro lado, los pacientes alérgicos a pólenes suelen estar polisensibilizados y los periodos de polinización tienden a alargarse, sucederse o solaparse, de forma que el paciente estará afectado durante todo o la mayoría del año. También los epitelios de animales, como perros, gatos, caballos, hámsters, etc., pueden producir síntomas graves de rinitis y asma sin que su carga ambiental guarde un patrón estacional, señala la experta.

A esto se suma que “el calentamiento global prolonga los periodos de polinización de muchas especies, y además permite la colonización de nuevas áreas geográficas por especies invasoras”, señala la catedrática. Hay que tener en cuenta que la alta humedad y las altas temperaturas favorecen la floración de la mayoría de las especies.

La influencia del cambio climático será uno de los temas que abordará el programa científico del Congreso EAACI 2024 en Valencia, que abarcará todo el espectro de la Alergia e Inmunología Clínica y contará con más de 150 sesiones científicas, incluyendo temáticas como las alergias alimentarias, innovaciones en inmunoterapia, alergias pediátricas y medicina de precisión, entre otros.

Asma vinculada a tormentas

Además, el cambio climático se asocia a fenómenos extremos como las tormentas o los incendios forestales. “Se ha descrito un nuevo tipo de asma alérgica que cursa con episodios de exacerbación muy graves durante las tormentas con aparato eléctrico, mientras que el paciente está relativamente asintomático el resto del tiempo”, explica la alergóloga. “Estos ataques de asma se deben a la liberación masiva de fragmentos de polen porque los granos primero se hinchan y después explotan debido a los cambios bruscos de humedad y presión barométrica que suceden durante las tormentas”.

Todos estos factores relacionados con el cambio climático están produciendo un aumento muy acusado de los alérgenos de polen en el ambiente, con el consiguiente impacto sobre la gravedad, prevalencia y duración temporal de la alergia respiratoria. “Aunque está menos estudiado, es razonable pensar que el cambio climático también afecte a los patrones de crecimiento de ácaros, hongos y otros microorganismos, y que estas alteraciones asimismo repercutirán sobre los pacientes alérgicos y los pacientes respiratorios en general, por ejemplo, haciendo más frecuentes las infecciones respiratorias”, comenta la profesora Torres.

Igualmente, hay que tener en cuenta el efecto de la contaminación ambiental que, por una parte, incide en el cambio climático, y por otra, aumenta la alergenicidad del polen y la facilidad con la que el sistema inmune del paciente reacciona de forma exagerada a los estímulos alergénicos. “Si sumamos todos estos factores, entenderemos el aumento explosivo de la alergia respiratoria en las últimas décadas”.

En los últimos años se ha experimentado un aumento generalizado de nuevas derivaciones a los servicios de Alergología, no solo por los casos de rinitis y asma alérgica, sino también por los ácaros y pólenes: Estamos observando un aumento de alergia alimentaria, alergia a fármacos y dermatitis atópica. En mayor o menor medida, todas estas enfermedades derivan de la contaminación, el cambio climático y las exposiciones ambientales relacionadas con el modo de vida urbano y occidental”, apunta la catedrática. Factores como la creciente urbanización, el uso de antibióticos, la exposición a químicos tóxicos, la falta de ejercicio, entre otras cuestiones, pueden por ejemplo incrementar los riesgos de alteraciones en las barreras mucosas, lo que está relacionado con la aparición de alergias.

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