El imperativo del compliance para las pymes

Una gestión sólida del compliance no sólo trata de evitar sanciones legales, sino también de cultivar una cultura empresarial basada en la integridad, la ética y la responsabilidad

El contexto del mundo empresarial está cada vez más regulado y marcado por la necesidad de transparencia. Por ello, las pequeñas y medianas empresas (pymes) se enfrentan a un desafío crucial: la gestión efectiva del cumplimiento normativo, o compliance. Si bien es cierto que históricamente las pymes podrían haber considerado esta área como un territorio reservado para las grandes corporaciones, la realidad actual nos presenta un panorama diferente y cada vez más exigente. Es imperativo que todas las organizaciones inviertan en una gobernanza sólida y en modelos de gestión del cumplimiento para garantizar su sostenibilidad y crecimiento en un entorno empresarial cada vez más competitivo y regulado.

La creciente importancia del compliance para las pymes se fundamenta en varios factores clave. En primer lugar, las regulaciones y normativas gubernamentales cada día son más estrictas y complejas en la mayoría de las áreas, podemos poner ejemplos desde la protección de datos hasta la seguridad laboral y ambiental. Estas regulaciones no discriminan en función del tamaño de las empresas y pueden imponer sanciones severas por incumplimiento, lo cual supone un riesgo financiero muy significativo, además de una posible pérdida de reputación y de credibilidad en el mercado.

Por otro lado, si tenemos en cuenta la globalización de los mercados, donde las cadenas de suministro y las transacciones comerciales superan diariamente las fronteras físicas y legislativas de países y continentes, las pymes se encuentran cada vez más expuestas a riesgos asociados al cumplimiento, tanto con la burocracia foránea, como con prácticas comerciales desleales o con la corrupción. La falta de un programa de compliance efectivo puede provocar una vulnerabilidad en las pymes ante actividades ilícitas o facilitar su utilización como vehículos involuntarios para actividades delictivas, lo que podría tener repercusiones devastadoras en su viabilidad a largo plazo.

Asimismo, es importante reseñar que una gestión sólida del compliance no sólo trata de evitar sanciones legales, sino también de cultivar una cultura empresarial basada en la integridad, la ética y la responsabilidad. Las pymes que priorizan este tipo de prácticas no sólo previenen problemas de incumplimiento normativo, sino que también establecen estándares elevados de conducta empresarial que fortalecen su reputación y sus relaciones con sus grupos de interés o stakeholders. Esto puede traducirse en una ventaja competitiva significativa, ya que los consumidores y los socios comerciales prefieren asociarse con empresas que operan de manera ética y transparente.

En este sentido, hay que destacar que la implementación de un programa de compliance efectivo no tiene por qué ser una carga prohibitiva para las pymes. Aunque puede requerir una inversión inicial de tiempo y recursos, los beneficios a largo plazo superan con creces los gastos asociados. Además, con el avance de la tecnología, existen soluciones y herramientas innovadoras que pueden facilitar y simplificar la gestión del cumplimiento, adaptándose específicamente a las necesidades y capacidades de las pymes. Un ejemplo claro son las soluciones de AENOR, como la Certificación de gestión del Compliance penal (según la Norma UNE 19601), que fomenta ​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​las buenas prácticas en empresas para prevenir delitos, reducir el riesgo, y fomentar una cultura empresarial ética; o la de Compliance Tributario (según la norma UNE 19602), centrada en que las organizaciones puedan disponer de un adecuado sistema de gestión de compliance tributario certificado.

De manera reciente se han publicado las normas UNE 19604 de Compliance sociolaboral y UNE 19603 de Compliance en materia de libre competencia, ambas certificables, que también proporcionan herramientas a las organizaciones para la gestión de las obligaciones y los riesgos relacionados con estas materias. Estas cuatro normas UNE conviven con las dos normas ISO (UNE ISO 37001, sistemas de gestión antisoborno y UNE ISO 37301 de sistemas de gestión de Compliance) que proporcionan estándares de carácter internacional.

En definitiva, cuanto antes se den cuenta las pymes de la importancia a medio plazo de invertir en compliance, antes se van a beneficiar de ello, porque a día de hoy, ninguna empresa puede permitirse el lujo de pasar por alto las ventajas, e incluso la necesidad, de una sólida gestión en éste ámbito. Procurar tener unos modelos de gestión del cumplimiento sólidos no solo es esencial para identificar y gestionar obligaciones y riesgos de compliance, sino que también impulsa la confianza, la reputación y la competitividad en el mercado. Priorizando el compliance, las pymes fortalecen su posición en el ámbito empresarial y establecen los pilares necesarios para propiciar su éxito a largo plazo.

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