Una semana después de salir del concurso de acreedores, Pescanova ha presentado las cuentas anuales de 2013 a cargo del administrador. La compañía ha visto como su patrimonio agranda los números rojos en 750 millones hasta los 2.237 millones.
Según Deloitte, las pérdidas durante el ejercicio se redujeron en 61 millones hasta los 719 millones. La compañía presentó en febrero del año pasado el preconcurso de acreedores que abrió un gran escándalo financiero. Los antiguos gestores con Manuel Fernández de Sousa a la cabeza ocultaron la deuda del grupo que ascendía a 3.280 millones y un agujero patrimonial de 927 millones.
La compañía en quiebra técnica ha rozado la liquidación pero ha mantenido la producción. Pese a ello la crisis interna ha golpeado con fuerza a las ventas que han descendido un 21% hasta los 1.063 millones. Además, el administrador concursal ha reformulado las cuentas de 2011 con unas pérdidas de 260 millones y un patrimonio negativo de 791 millones.
Los datos poco tienen que ver con las que presentó en su momento a la CNMV cuando informó que había ganado 48,8 millones. Con estos datos contables la empresa da cumplimiento a un requerimiento de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en el que se pedía a Pescanova que preparase, remitiese y aprobase en junta de accionistas las nuevas cuentas y el informe de gestión de 2011, así como el informe de auditoría.
El Juzgado Mercantil 1 de Pontevedra declaró el pasado 23 de mayo el fin del concurso de acreedores con el cese de Deloitte como administrador concursal y la aprobación del convenio de acreedores que convierte a los bancos con mayor deuda en la compañía (Sabadell, Popular, NCG, Caixabank, Bankia, BBVA y UBI), en los dueños de la nueva Pescanova.
El 63% de los acreedores aceptaron el plan de viabilidad de la banca desestimando las intenciones del grupo Damm para seguir controlando la compañía. El acuerdo con los tenedores de la deuda de Pescanova, que incluye una quita del 60% sobre el pasivo de la empresa y una inyección de capital de 125 millones, comprende el trasvase de activos a una nueva compañía, Nueva Pescanova, en la que decidirá el nuevo consejo de administración. La operación se realizará después de ser aprobada por la junta de accionista que celebrará antes del 30 de junio.
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