No se hizo referencia alguna a ello en el comunicado que explicaba la decisión de subir los tipos en 25 puntos básicos, hasta el rango comprendido entre el 0,75% y el 1%, ni tampoco la presidenta de la Reserva Federal (Fed), Janet Yellen, dejó entrever nada sobre variación alguna de su postura respecto al balance de la autoridad monetaria. Sin embargo, el último encuentro del banco central trajo consigo mucho más que un incremento del precio del dinero… El mercado interpretó esta reunión en clave ‘dovish’ (acomodaticia), pues apenas se variaron las expectativas sobre los tipos (dos aumentos más este año), ni tampoco se revisaron las previsiones de crecimiento e inflación, e incluso se destacó la incertidumbre que rodea a la política fiscal y de inversiones prometida por Donald Trump (que aún no se ha concretado…). “No, no se habló de reducir el balance”, apuntaba entonces José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la AEB (Asociación Española de Banca). “Dicen los analistas de Citi que la decisión de la Fed ‘deja el camino abierto para tomar riesgo en los mercados’. En mi opinión primar la estabilidad financiera a corto plazo, con medidas monetarias extraordinarias, sólo conlleva generar más riesgos sobre la misma a medio y largo. Aunque, es cierto, mientras hablamos de ellos los tipos de interés oficiales poco a poco están subiendo en Estados Unidos. Mientras, en Europa son los mercados los que suben sus tipos de interés”, detallaba. Si bien, tal y como indicaba Julien-Pierre Nouen, jefe economista-estratega de Lazard Frères Gestion, al igual que hiciera “Ben Bernanke anunciando el principio del tapering antes de su salida en enero de 2014, Janet Yellen podría desear hacer lo propio antes de enero de 2018, fecha del final de su mandato”. Así, según han revelado las Actas de este ‘cónclave’, la mayor parte de los miembros de la autoridad monetaria han defendido modificar la política de reinversión de los activos comprados por la autoridad monetaria. En concreto, consideran que si las condiciones económicas actuales se mantienen (y apuntan a un giro en el sesgo de los riesgos al alza), deberían tomar medidas para comenzar a reducir su balance, que asciende aproximadamente a 4,5 billones de dólares, a finales de este año. “Antes de lo esperado”, afirma Renta 4, lo que muestra una Fed “más hawkish”. El analista de la firma Eduardo Faus destaca en este sentido que “correlación entre la expansión de la hoja de balance de la Fed y de la evolución de las bolsas americanas ha sido evidente durante los últimos años”: “Sorprendió, y mucho, que este tema fuera tratado de forma tan intensa en el FOMC de marzo. Aunque no quedó claro cómo se llevará a cabo este proceso ni a qué ritmo, sí parece que estarían dispuestos a iniciar un proceso gradual, que pretenden comunicar con claridad a los mercados”, añade Link Securities. No sabemos pues si la Fed decidirá cesar las compras de una sola vez o amortiguará el golpe eliminándolas progresivamente, tampoco cuál es el tamaño de balance deseado, apunta Paul Ashworth, economista jefe para Estados Unidos de Capital Economics. “Varios miembros han indicado que les gustaría iniciar esta normalización tras otros dos incrementos de tipos. Por lo que diciembre es la fecha más probable para que se produzca este cambio”, señala. De hecho, no descarta que se interrumpan en este encuentro las subidas del precio del dinero. Con todo, creen que “no necesita ser tan cauta”. Y es que, añade el Departamento de Análisis de Bankinter, “el mercado descuenta que no tomará ninguna decisión precipitada, ni por sorpresa, como se reflejan estas Actas”. Ahora bien, reconocen que «el aumento de la incertidumbre, no sólo por las decisiones sobre los tipos o el tamaño del balance, sino también por las alusiones a la revalorización de las bolsas impulsadas por las expectativas de la política fiscal de Trump (de momento sin materializar, ni concretar y con riesgo de decepcionar) han depreciado el dólar y lastrado a la renta variable». Coincide Daniel Pingarrón, analista de IG, al señalar que la lectura de estos documentos nos deja un “doble mensaje preocupante: por un lado, desvelaron cierta intención de empezar a reducir el balance a finales de año. Por otro lado, algunos miembros del organismo monetario mostraron su preocupación por la sobrevaloración de las Bolsas, puntualizando que están atendiendo más a las promesas de Trump que a la correcta evolución de los beneficios empresariales”.
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