La zona euro sigue inmersa en un proceso de despalancamiento de las Administraciones Públicas tras la crisis económica. Los datos de deuda y déficit son las dos caras de la misma moneda y reflejan la capacidad financiera de sus estados miembros. Por un lado, el déficit se situó en el 0,9% durante el primer trimestre del año, frente al 1,1% registrado al cierre de 2016. En sentido contrario, la deuda escaló hasta el 89,5%, tres décimas por encima del anterior trimestre, según últimos datos publicados por Eurostat. Los ingresos promedio de la Eurozona durante el primer trimestre alcanzaron el 46,5% del PIB, dos décimas más que al cierre de 2016. Por su parte, los gastos se mantuvieron estables en el 47,4% del PIB. España es el único país junto a Reino Unido y Francia que se mantiene bajo vigilancia dentro del procedimiento por déficit excesivo, al superar un saldo negativo del 3%. Los objetivo de estabilidad contemplan que este año se cierre con un déficit del 3,1% y que en 2018 se salga del citado proceso. Bruselas anunció a principios de Julio que daba el visto bueno para que Grecia saliera del programa. Respecto a la deuda, al cierre del primer trimestre, los títulos soberanos concentraban el 80,1% del total de obligaciones en la zona euro, el 16,9% restante estaba en préstamos y tan sólo el 3% en divisas y depósitos. En comparación al último periodo de 2016, las obligaciones se incrementaron en hasta 12 países miembros de la UE-28, y disminuyeron en 15. Las principales subidas se registraron en la República Checa (3,1%), Luxemburgo (3%) y Croacia (2,6%), mientras que las principales bajadas en Grecia (-2,9%), Holanda (-2,2%) y Austria (-2%). España es el sexto país por volumen de deuda en la UE, por detrás de vecinos como Grecia, Portugal e Italia.
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