La crisis financiera de 2008 obligó a los gobiernos a replantearse sus políticas fiscales y a acometer ajustes ante los altos niveles de endeudamiento público. Muchos países han tenido que acometer costosas reformas estructurales para hacer más productivas a sus economías y asegurar los estándares de vida a largo plazo. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha realizado un estudio que demuestra como una política fiscal expansiva, con incrementos del gasto o bajadas de impuestos, puede ayudar en la implementación de las reformas, sobre todo en las primeras etapas. Los ajustes estructurales tienen como objetivo desarrollar diversas áreas de actividad; desde el empleo, hasta la creación de empresas o el incremento de la productividad. Estas reformas no sólo impulsan el crecimiento, además ayudan a reducir el endeudamiento de los gobiernos a través de la subida de la recaudación tributaria. En un estudio implementado en 26 países desarrollados (Finlandia, Alemania, Irlanda, Holanda o Reino Unido), el organismo ha descubierto que las reformas en el mercado laboral o en la producción pueden impulsar el PIB entre un 2-3% en el medio plazo, mediante la subida de la productividad o el empleo. Un efecto colateral del crecimiento es el aumento de la recaudación impositiva, que a su vez reduce la ratio de deuda pública sobre el producto interior. Al mismo tiempo, algunas reformas estructurales conllevan un coste a corto plazo para la actividad y las finanzas públicas. Un ejemplo sería la desregulación del mercado laboral o la reducción de las ayudas al desempleo. En estos casos, el FMI recomienda que, si el gobierno tiene margen, aplique una política fiscal expansiva (incentivos fiscales o incrementos del gasto) para garantizar la eficacia de las reformas y obtener una ganancia fiscal a medio plazo. Sin embargo, estas medidas «pueden ser contraproducentes» en países con altos niveles de endeudamiento si no se aplican de una forma neutral en los presupuestos, señala el organismo. Son los casos de Alemania, Finlandia y Reino Unido, que por un lado redujeron la presión fiscal sobre las rentas bajas y a la vez reformaron sus sistemas de ayuda al desempleo y beneficios sociales. Además, implementaron reformas sobre el mercado productivo, como bajar los tipos en Sociedades a la vez que reducían el gasto público en ayudas empresariales. El objetivo es garantizar la situación de los afectados por las reformas a la vez que se mantiene el equilibrio en el déficit público.
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