Tras ser coronado Rey de España, en una jornada que pasará a la historia por dar comienzo al vigésimo reinado de la edad moderna, Felipe de Borbón, desde hoy Felipe VI, tiene por delante una tarea que, si bien se antoja compleja en el panorama nacional, será algo más halagüeña en su vertiente exterior. Y es que, como Jefe del Estado, a Felipe VI le corresponde la función de representar a España en encuentros internacionales.
Su propia coronación refleja el cambio que tanto su padre como la Casa del Rey han querido impulsar en la imagen y la comunicación de una institución que atraviesa sus horas más bajas, en lo que a popularidad se refiere, desde su restauración en 1975, una tarea que desde ahora recaerá también en las manos del nuevo Rey.
Para ello, Felipe VI visitará durante los dos primeros meses de su reinado los tres países con los que España comparte frontera: Marruecos, Francia y Portugal, en sendos viajes oficiales. El primero de ellos, según ha detallado el ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, será el único con el que España comparte, además, institución monárquica, la de Mohamed VI, con el que Juan Carlos I siempre ha mantenido una estrecha relación. Le seguirá en el calendario la visita a Portugal y, en tercer lugar, la de la cuna de los borbones.
En este sentido, Marruecos será el primer destino internacional de Felipe VI, como ya lo fuera para Felipe González en marzo de 1983, José María Aznar en mayo de 1996, José Luis Rodríguez Zapatero en mayo de 2008y Mariano Rajoy en enero de 2012. No así para su padre, Juan Carlos I, cuyo primer viaje al extranjero como rey, en mayo y junio de 1976, se produjo a Santo Domingo, República Dominicana.
No existe protocolo al respecto, ya que la de Felipe VI es la primera coronación de la democracia, pero la designación de Marruecos como primer destino, incluso en pleno Ramadán, evidencia el interés, tanto del ministerio de Exteriores como de la Casa del Rey, por mantener la buena relación que actualmente existe entre ambos países. También en julio, el monarca tiene previsto asistir a los actos organizados en Lieja, Bélgica, en conmemoración del centenario del comienzo de la Primera Guerra Mundial.
Sin embargo, la verdadera puesta de lago del nuevo Rey en la escena internacional se producirá casi dos meses después, en la apertura de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York. Cada país puede decidir quién lo representa, teniendo en cuenta que, por razones de protocolo, los jefes de Estado comparecen el primer día, los jefes de Gobierno después y, por último, los ministros de exteriores.
Ya estaba previsto que este año la representación de España corriera a cargo de Juan Carlos I, en la que habría constituido la cuarta intervención ante la Asamblea General de su reinado, tras las de 1986, 1991 y 2005. Este dato muestra la excepcionalidad de la decisión, estrechamente vinculada a los momentos más trascendentes de la política exterior de España. En este caso, el país aspira a hacerse con un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU durante el bienio 2015-16, por el que compite con Turquía y Nueva Zelanda.
Sin embargo, con la abdicación de Juan Carlos I la intervención del monarca en la apertura de la Asamblea General cobra un nuevo significado, ya que no sólo servirá para promocionar a España como candidata ante la votación que tendrá lugar en octubre, sino también para dar a conocer al mundo el talante y el programa de política exterior que tratará de impulsar durante su reinado. Ya en diciembre, la agenda internacional de Felipe VI encuentra otra de las citas a las que tradicionalmente el Rey ha concedido mayor importancia, la Cumbre Iberoamericana, que este año se celebrará en Veracruz, México.
El suyo no será el único estreno, ya que la secretaría general iberoamericana también ha pasado en los últimos meses de las manos del veterano Enrique Iglesias, que junto con Juan Carlos I ha sido uno de los principales impulsores de estos encuentros, a las de la costarricense Rebeca Grynspan, subsecretaria general de la ONU.
hemeroteca