Según los últimos datos recopilados por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, en 2012, el número de mujeres en este sector era de casi 970.000, un 2% menos que en 2007 (el censo se realiza cada cinco años). A nivel nacional, las mujeres suponen el 30% de los granjeros y agricultores, pero en algunos estados este porcentaje es mucho mayor, sobre todo en el noreste y suroeste de Estados Unidos, es el caso de Nueva Inglaterra, Oregón, Washington o Arizona (donde las mujeres son el 45% de los agricultores del estado). Otro número que ha disminuido, (un 6% entre 2007 y 2012) es el de mujeres al frente del negocio: tan solo el 14% de las más de 2 millones de granjas que hay en el país tienen un gerente femenino. En cifras, las mujeres en la agricultura generan unas ventas anuales de 12.900 millones de dólares.
A pesar de esta escasa representatividad del género femenino en el campo, la conclusión es positiva pues si nos movemos un poco más atrás en el tiempo y nos situamos en los años 70, nos damos cuenta de que la presencia de mujeres en la agricultura se ha triplicado con un aumento del 12%. En cuanto a las mujeres al frente de una granja, si comparamos las cifras con datos de 2002, vemos que se ha producido un aumento del 30%. Aquellas granjas gestionadas por una mujer tienden a ser más pequeñas y con mayor diversidad de productos cultivados; una gran parte responden al crecimiento del mercado orgánico y al creciente movimiento de los productos locales. También es más frecuente que cultiven vegetales, en vez de grandes plantaciones de maíz o soja, y críen ganado.
Un hecho que resta puntos al sector femenino es la manera en la que se distribuye el trabajo en el campo: al frente de un tercio de las granjas en Estados Unidos se encuentra un matrimonio, las tareas están repartidas, sin embargo la manera que tiene el Departamento de Agricultura de recopilar sus datos muchas veces deja fuera la figura de la mujer, por lo que a nivel estadístico está infrarrepresentada. La realidad es que la mujer tiene un mayor papel que el que reflejan los datos.
Por otro lado, la presencia creciente de la mujer en la agricultura no solo se encuentra al frente de los mandos de un tractor, sino en el creciente número de mujeres que se emplean y estudian profesiones vinculadas a la agricultura como veterinarias, científicas, economistas, conservacionistas o silvicultoras.
En general, la supervivencia y el desarrollo de la agricultura en Estados Unidos depende del cambio generacional, algo que es crítico para las mujeres. La media de edad de aquellas que están al frente de una granja es de 60 años, por lo que dependen del relevo generacional para consolidar y aumentar su número en el sector primario.
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