Estos años en los que he tenido la oportunidad de transmitir conocimientos empresariales a miles de pymes en España he observado que muchos empresarios comprenden las bases y adquieren habilidades clave, como marketing, gestión de clientes, innovación, negociación y estrategia, lo cual se traduce directamente en resultados positivos. Sin embargo, a medida que los resultados crecen, surge un nuevo desafío: el crecimiento del equipo y con ello nuevas dificultades.
Las empresas prosperan cuando los líderes no solo comprenden las bases y adquieren habilidades, sino también cuando gestionan eficazmente el crecimiento del equipo. El verdadero desafío no radica solo en ofrecer una propuesta de valor sólida, sino en liderar y gestionar el crecimiento del equipo de manera efectiva.
Por mi experiencia de estos 11 años al frente de Level UP he observado una confusión recurrente entre los términos “jefe” y “líder”, por parte de muchos empresarios.
La confusión entre ser Jefe y ser Líder
Ser jefe se es por definición. Desde el momento en que tienes una empresa y una serie de personas en nómina necesariamente eres el jefe. Sin embargo este título no garantiza automáticamente el rol de líder. Lo que realmente marca la diferencia y permite crecer tu negocio es ser ambas cosas: jefe por definición y líder por elección.
La distinción entre ser jefe y líder es crucial. Si bien ser jefe implica tener el control y tomar decisiones finales, ser líder va más allá. Para un crecimiento sostenible, debemos ser ambos: el jefe que guía la empresa y el líder que inspira y guía al equipo hacia el crecimiento sostenible.
Tres claves para un liderazgo efectivo
La primera y más importante es ser ejemplo. La coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos, entre los valores proclamados y las acciones, es fundamental. Te recomiendo que hagas una reflexión sobre cuáles son realmente tus valores y cómo repercuten en tu empresa y que a partir de ese momento seas absolutamente fiel a ellos, además de ser ejemplo. Cuando eres congruente y tienen en ti un ejemplo a seguir, la conexión entre el equipo y el líder aumenta, mejorando su rendimiento y compromiso.
Caer bien, puede parecer una tontería, incluso habrá quien piense que una empresa no es un grupo de amigos, pero te garantizo que la percepción que el equipo tiene del líder afecta en el desempeño y ayuda en momentos difíciles. La respuesta de las personas en momentos de exigencia, o cuando se les pide algo que va más allá de lo que dice su contrato, dependerá de la percepción que tenga de su líder. Ser auténtico, abierto y cercano contribuye a construir una relación sólida con las personas con quien se trabaja, con tu gente. No solo hay que cuidar al cliente, también hay que “mimar” al equipo.
Y la tercera, relacionada con la anterior, es ser cariñoso. La empatía y la atención personalizada son elementos clave. Resérvate un mínimo de horas a la semana para pasar tiempo con tu equipo, un tiempo destinado solamente a ellos, para conversaciones profesionales y personales, pregunta por sus vidas, demuestra interés por cómo se sienten . Esto no solo crea un ambiente positivo sino que fortalece los vínculos, generando un equipo de alto rendimiento a largo plazo.
Recientemente, un miembro de mi equipo compartió una experiencia con un nuevo empleado que demuestra la importancia de ser un líder cariñoso. El simple acto de preguntarle cómo se sentía tras unos días trabajando con nosotros, provocó una respuesta emocional impresionante, revelando que nunca antes nadie en su carrera le había preguntado sobre su bienestar. Solo esa pregunta hizo que desde ese momento el vínculo con esa persona y por ende con la marca se hiciera mucho más profundo.
El liderazgo no se reduce a una posición, sino a una elección consciente. Desarrollar habilidades de liderazgo requiere crecimiento individual y emocional, pero los beneficios a largo plazo son incalculables. Si aspiramos a que nuestros negocios prosperen, debemos crecer como líderes, desempeñando el papel tanto de jefe como de líder que nuestro equipo necesita.
Opinión