Poco a poco, el croquet va ganando adeptos en España. Se trata de un deporte en el que la concentración mental tiente tanta importancia, o incluso más, que una buena forma física. Se puede practicar a cualquier edad y, como destacan desde la Federación Española de Croquet (FEC), «también precisa, muy a destacar, de una importante capacidad estratégica y de alguna pericia, además de no poca paciencia y de unas dosis no despreciables de malicia». Su práctica aún no está muy extendida en España, poco a poco se van sumando nuevos clubs que incorporan en sus instalaciones un campo. El último de ellos ha sido la centenaria Real Sociedad Hípica Española Club de Campo (1901). Y para ayudar a su impulso, este primer fin de semana ha organizado su primer torneo bilateral con otro centenario, Puerta de Hierro, ambos situados en Madrid. Y aunque todos los jugadores coincidieron en que lo importante era participar, y no ganar, es cierto que la RSHECC lució orgullosa su triunfo, un contundente 15-6, con el campeón de Europa, José Álvarez-Sala, entre sus filas. Según explica Luis Gortázar, jugador y vicepresidente de la FEC, «como todo deporte minoritario, se encuentra con ciertas etiquetas que proceden, en gran parte, del desconocimiento de la realidad, como infantil, elitista o simple. Sin embargo, es una actividad física y mental, muy competitiva, con estrictas reglas y que requiere habilidad, estrategia, concentración y entrenamiento». Por otro lado, recientemente se celebró el Campeonato Europeo de Croquet, con España como país anfitrión pro primera vez en la historia. El ganador fue el gijonés José Álvarez-Sala, que se impuso en la final al campeón del mundo, el británico Sthephen Muller.
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