Un 59% de los ciudadanos europeos expresa la importancia de que el euro digital también funcione de forma offline. Así lo revela un estudio del Bundesbank realizado en abril pasado entre más de 2.000 personas.
El mismo estudio revela que sólo el 41% de los ciudadanos europeos ha oído hablar o tiene alguna información sobre el euro digital en el que el Banco Central Europeo (BCE) lleva trabajando en su fase preparatoria desde finales de 2003 y que solo un 15% de los ciudadanos usaría sin dudar la moneda digital y un 35% probablemente.
La capacidad de funcionamiento offline es, por tanto, uno de los prerrequisitos más importantes para que el euro digital gane la confianza y aceptación entre sus futuros usuarios y Giesecke+Devrient (G+D) ha expuesto las tres razones fundamentales por las que el futuro euro digital también debe poder utilizarse offline, es decir, sin conexión a Internet. Estas tres razones son, según G+D, la necesidad de una alta resiliencia, aceptación universal y garantías de inclusión.
En cuanto a la resiliencia, G+D subraya el alto grado de exigencia al que debe responder una moneda nacional, ya sea física o digital, para poder estar disponible en cualquier situación, incluso en condiciones extremas, incluyendo fallos técnicos, cortes de energía, catástrofes naturales o ciberataques. Por tanto, según G+D, una función offline integrada desde el principio asegura que la moneda digital pueda ser utilizada por los usuarios, aunque no dispongan de una cuenta bancaria o un smartphone, y que funcionará incluso sin conexión a Internet o a una fuente de energía.
Respecto a la aceptación universal, el euro digital debe de tener las mismas ventajas que el efectivo. Por tanto, debe ser gratuito, universalmente accesible y disponible, pero también proteger la privacidad de los usuarios. La posibilidad de pagar también fuera de línea satisface, apunta G+D, los más altos requisitos de protección de datos y seguridad y elimina así muchas reservas y temores. A juicio de la empresa, esta capacidad aumentaría la confianza y la aceptación del euro digital en todos los sectores de la población.
Por último, G+D esgrime que muchas personas siguen excluidas de los servicios financieros digitales por motivos como no disponer de una cuenta bancaria o de acceso a Internet. Igualmente, factores como la edad, las oportunidades económicas o el estatus social también pueden restringir el acceso a los servicios de pago digitales.
Por ello, G+D apunta que una moneda pública debe ser inclusiva, es decir, incondicionalmente accesible a todos los individuos. Por ello, un euro digital que funcione en línea y fuera de línea, incluso con un simple teléfono móvil o una tarjeta con chip, puede contribuir a eliminar estas lagunas en las opciones de pago digital existentes.
A finales de 2023, el BCE dio luz verde a la fase preparatoria de un euro digital. Como complemento de los billetes y monedas, su objetivo es dar a los ciudadanos aún más libertad de elección a la hora de pagar en el futuro y, al igual que el efectivo tradicional, estar disponible para todos en cualquier momento y lugar como medio de pago universalmente accesible y utilizable. El euro digital estará disponible incluso si alguien no tiene cuenta bancaria o teléfono móvil, y también funcionará en situaciones sin conexión a Internet o sin suministro eléctrico.
Según Wolfram Seidemann, CEO de G+D Currency Technology, «el euro digital es un paso importante en la actual moneda común europea hacia una mayor diversidad en los pagos. Como medio de pago digital estandarizado funcionaría en toda la eurozona en todo momento y sería universalmente aceptable”. “Su capacidad offline –apunta Seidemann–, “hace posible el pago digital seguro también sin red y ofrece un nivel adicional de privacidad. Por ello se considera con razón ineludible del futuro euro digital».
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