Fondos: pagar lo justo por la gestión

La consultora LCP ha llevado a cabo un estudio en Reino Unido en el que se hace esta pregunta. A través de la consulta a más de 100 gestores de 516 fondos diferentes y 48 clases de activos, la firma llega a la conclusión de que sí. El cliente paga por la mediocridad. Y es que pese a que las comisiones de gestión analizadas han bajado respecto a la anterior encuesta, los gestores no las han ajustado lo suficiente como para compensar la subida de los mercados en su trabajo. Es decir. El aumento de los ingresos se ha debido más al ciclo alcista de los activos que a la propia labor de gestionar. En el informe ‘2017 investment management fee survey’, los expertos recuerdan que para un gestor de inversiones, su punto de referencia de cara al cliente sería batir a un índice o, al menos, a sus pares en el mercado. “Por lo tanto, tendría sentido que las comisiones pagadas subieran si los rendimientos están muy por encima de ese punto de referencia”, indican. Sin embargo, la encuesta revela cómo los gestores analizados no lograron alcanzar esa rentabilidad de referencia. Y aunque es cierto que las comisiones han bajado, el estudio refleja que no hay valor añadido para el cliente y, por lo tanto, no se deberían cobrar las mismas comisiones de gestión que aquellos que sí logran batir con contundencia al índice. Según los cálculos de la firma a largo plazo, por 50 millones de libras invertidas en las dos últimas décadas en acciones locales (UK), un gestor activo que igualara, ni más ni menos, la rentabilidad del índice, habría recibido 9,9 millones de libras más que un inversor pasivo. “El problema es que como esas comisiones afectan a la rentabilidad del producto, el inversor de ese fondo gestionado activamente habría terminado el periodo con un rendimiento muy inferior al de un inversor que hubiese apostado por un fondo pasivo”, explican desde la firma. De ahí la importancia que los expertos dan a la elección de un gestor con un sólido track record a la hora de elegir un fondo, ya sea de pensiones o de inversión. “Al comprender las comisiones y la comparativa entre las distintas comisiones, los clientes pueden entender realmente si están pagando la cantidad adecuada a su gestor de inversiones”, explica Matt Gibson, socio de LCP y director de análisis de la firma. En España, por ejemplo y aunque es una práctica poco extendida, existen productos que cobran comisiones de éxito como parte de las comisiones de gestión. Según la normativa vigente, la comisión de gestión máxima será del 2,25% anual sobre el patrimonio. Si además se calcula solo en función de los resultados (comisión de éxito), no podrá ser superior al 18%, una cifra que se rebaja a 1,35% del patrimonio y al 9% de resultados cuando se calcula empleando ambas variables. Se da el caso además de que, pese a obtener pobres rendimientos en los últimos años que no justifican las comisiones cobradas, los fondos de gestión pasiva se han movido más rápido en el recorte de comisiones que los de gestión activa. Un reciente estudio elaborado por Morgan Stanley y Oliver Wyman asegura que, de media, los ETFs han rebajado un 6% sus comisiones frente al 2% de los productos gestionados de forma activa. Los datos del último Barómetro Active/Pasive que Morningstar elabora semestralmente, esta vez sobre el mercado estadounidense (pero con una tenencia que replica en otras regiones), lo dejan claro. Los fondos activos se comportan peor que los pasivos a corto y largo plazo. Los más baratos suelen ser, además, los más rentables. Comparado con el Barómetro del primer semestre de 2015, los fondos activos han visto empeorar su ratio de éxito, que mide el porcentaje de fondos que sobreviven y obtienen una rentabilidad por encima de la media de los fondos de gestión pasiva. De hecho, de las 12 categorías americanas analizadas tan sólo 2 (US Small Blend y Diversified Emerging Markets) han visto aumentar su ratio de éxito en los últimos 12 meses. El Barómetro de Morningstar muestra que los fondos de gestión activa se han comportado generalmente peor que los  pasivos, especialmente en periodos de largo plazo. A 10 años, no hay ninguna categoría en la que la tasa de éxito supere el 50%, lo que indica que en la última década ha sido más rentable invertir en fondos pasivos que en activos.

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