“A medida que nos adentramos en el segundo trimestre del año, es cada vez más evidente que el ‘concepto’ de inestabilidad en Europa es exagerado, pues creemos que el continente se prepara para superar a EEUU”. Así de tajante se muestra Steen Jakobsen, economista jefe de Saxo Bank, en sus perspectivas para estos tres meses… y no está solo en su apuesta por el Viejo Continente. Más allá del riesgo político, la maquinaría macro de Europa parece haberse puesto en marcha (por fin) y los indicadores económicos, de hecho, apuntan a que las sorpresas que el Viejo Continente de al mercado podrían ser más positivas que negativas, siempre con permiso del ‘buen desarrollo’ de las elecciones en Francia y Alemania, y de que Italia y Grecia logren ‘no desmandarse’… La Zona Euro cerró 2016 con un aumento del PIB del 1,7%, apoyado principalmente en el repunte del consumo, y los datos disponibles sobre el primer trimestre del año “auguran un buen crecimiento”, según Julien-Pierre Nouen, jefe economista-estratega de Lazard Frères Gestion. Estabilidad en las ventas al por menor, mejora en la producción industrial, confianza empresarial en ascenso, inflación “enderezándose pero moderada en subyacente”… Un contexto en el que este experto cree que probablemente el menor retorno de las Bolsas de Europa se deba a las “preocupaciones sobre el riesgo político, como parece reflejar la rentabilidad relativa inferior protagonizada por el mercado francés e italiano con respecto a los mercados alemanes y español”. Ahora bien, añade, tal y como indican los últimos PMIs, “la coyuntura se mantiene bien orientada en la Zona Euro. Este contexto debería continuar impulsando los resultados empresariales, que a su vez potenciaría al mercado de renta variable de la región. Por otro lado, Wall Street podría verse perjudicada por el alto nivel de las valoraciones, con un precio/beneficio en máximos de 2004”. Europa ‘gana’ a EEUU y Japón Coincide Steen Jakobsen, economista jefe de Saxo Bank, al apostar por Europa frente a Estados Unidos. Afirma que la economía de la primera superará a la segunda “durante los próximos cuatro años, por lo que los activos del Viejo Continente presentan importantes oportunidades de compra para los inversores en el segundo trimestre”. Por tanto, “nuestra gran apuesta para este periodo son las acciones europeas, que se comportarán mejor que las estadounidenses y las japoneses”. Vuelven Francia e Italia Mientras, Benjamin Melman, director de asignación de activos y de deuda soberana en Edmond de Rothschild AM (France), destaca que “el crecimiento de Francia e Italia había perdido en gran medida la recuperación europea, pero ahora, según los datos recientes, ambos países han alcanzado rápidamente a los demás, lo que ha impulsado la recuperación económica de Europa. Además, las de fusiones y adquisiciones (M&A por sus siglas en inglés) europeas habían sido modestas hasta el momento, pero ahora están avanzando a buen ritmo”. Así, considera que la renta variable de la región “vuelve a ser atractiva”: “Si las elecciones presidenciales francesas no las gana un candidato pro-Frexit, es muy probable que el horizonte político sea de repente mucho más claro durante al menos varios meses y podría haber un cambio significativo hacia las acciones europeas”. Cinco indicadores para el optimismo Creen los analistas de Capital Economics, de hecho, que el crecimiento de la Zona Euro podría batir las previsiones este 2017 y esperan un repunte del PIB del 2% para este año y del 1,7% para el próximo. Unas estimaciones que se basan en la creencia de que “la inflación no subirá mucho más, los resultados de las próximas elecciones serán benignos y el Banco Central Europeo (BCE) mantendrá sus políticas acomodaticias”. Asimismo, llaman la atención sobre cinco indicadores que evidencia la mejora del ritmo macro en la región en el primer trimestre: desde los de actividad, que apuntan a una aceleración del PIB; los empresariales, que indican un repunte sostenido de los servicios y una fuerte recuperación de la industria; y los externos, que auguran más exportaciones; pasando por los monetarios, que señalan un ascenso sostenido del PIB y una baja inflación subyacente; hasta los financieros, que sugieren una mejora del ‘ánimo’ inversor.
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