Tal y como venía vaticinando, Iberdrola ha acusado el impacto de las medidas regulatorias en sus resultados. La compañía ha obtenido un beneficio neto por debajo de lo esperado (los analistas consultados por Reuters le daban 1.518 millones), con un ebitda de 3.745 millones de euros, en línea con el último semestre.
Según la compañía, si se excluyeran los tipos de cambio la partida habría mejorado un 0,7%, lo cual da una muestra del "buen comportamiento" de su negocio. Por otro lado, ha conseguido mitigar los efectos de las medidas regulatorias y fiscales aprobadas por el ministerio de José Manuel Soria (que ha cifrado en 369 millones de euros) gracias a su fortaleza internacional.
Por otro lado, si se consideran todos los cambios legislativos aprobados en España desde 2011, la compañía estima un impacto acumulado de 1.395 millones de euros brutos, y como muestra de ello sitúa los efectos que la última reforma ha tenido sobre su negocio de renovables, que ha caído un 50% "a pesar de haber registrado una producción eólica récord en el periodo".
A pesar de ello, la empresa se ha mostrado satisfecha con la evolución registrada durante el primer semestre, así como con "la tendencia esperada para el segundo", que, según ha comunicado, le permiten reafirmarse en sus previsiones y "avanzar en el cumplimiento de las Perspectivas 2014-2016".
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