El Gobierno ha anunciado esta mañana su disposición de reformar el impuesto a las energéticas y a la banca para seguir la senda marcada por Europa. Este mismo miércoles, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, planteó esta iniciativa tributaria para afrontar los próximos meses, que se vaticinan especialmente duros en el Viejo Continente.
Ante la inflación que no cesa, el BCE acometió la mayor subida de tipos de interés de su historia (0.75 puntos) hace una semana y desde Europa afirman que no va a ser la última. Los efectos recesivos que tiene esta medida en la economía han hecho que muchos analistas prevean una situación complicada.
Ahora, el Gobierno ha anunciado su disposición de adaptar el nuevo impuesto dirigido a las energéticas y a la banca –ayer el Congreso de los Diputados avaló su trámite– a la propuesta concreta que presente Europa. Así lo ha anunciado esta mañana la ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, que ha recalcado que el Gobierno español ha llevado la iniciativa y que “Europa ha venido detrás” y ya tenían asumido adaptar la iniciativa “a lo que Europa plantee”.
Diferencias entre la propuesta de España y la de la UE
La necesidad de corregir el texto en trámite de aprobación se da porque este está centrado en aplicar un tipo del 1,2% a la facturación de las empresas energéticas, siempre que superen los 1.000 millones de euros. Desde Bruselas, en cambio, proponen que se aplique el nuevo impuesto a empresas energéticas (petróleo, gas y carbón) sobre los beneficios extra conseguidos durante este año. En concreto, se busca gravar a aquellas que hayan aumentado sus ganancias en más de un 20% con una tasa, como mínimo, del 33%. La propia líder europea ha cuantificado el aumento de la recaudación en torno a los 140.000 millones de euros.
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