Junto a Europa y los emergentes, entre las principales apuestas regionales de analistas y gestores se encuentra Japón. Y, en este arranque del segundo trimestre, el Nikkei parece estar cumpliendo las expectativas con un repunte superior al 7% desde mediados de abril, asentado principalmente en la caída del yen. La divisa nipona se ha visto lastrada por unos datos más débiles, como una inflación subyacente de nuevo negativa en marzo o un repunte salarial menor de lo esperado. Pero también por el alivio que ha supuesto la victoria de Emmanuel Macron en Francia, que ha restado empuje a los refugios seguros como esta moneda, o el oro. Desde Capital Economics apuntan, de hecho, a más caídas en el yen, pero “no debido a que los flujos hacia activos seguros se reviertan más, pues estos pueden repuntar, ya que el riesgo político no ha desaparecido en Francia (elecciones legislativas en junio), mientras que la situación geopolítica en Asia sigue candente”. Sin embargo, consideran que la política monetaria de Japón será un “catalizador clave”. Aunque esperan que el banco central se mantenga en stand by, sí que apuestan por una Reserva Federal (Fed) más dura, lo que llevará al yen a la zona de los 120 en su cruce con el dólar a finales de año. Ahora bien, no tienen tan claro que este debilitamiento mantenga al Nikkei en niveles tan altos como los actuales, “pues ya se encuentra algo por encima de nuestras previsiones para cierre de 2017: 19.750 puntos”. Una estimación que se basa, asimismo, en que aguardan un comportamiento moderado de Wall Street que limitará las ganancias de la Bolsa nipona. En este sentido, conviene recordar las palabras de Joël Le Saux, gestor del fondo Oyster Japan Opportunities, en su entrevista a FUNDS&MARKETS respecto al Banco de Japón (BoJ por sus siglas en inglés): “Rechaza hablar de tapering o de una estrategia de salida de las políticas extraordinarias, pero todas las preguntas de la prensa o incluso en el Parlamento en Tokio están orientadas en ese sentido (…) eliminará el tipo de depósito negativo (implementado en enero de 2016), pues no está ayudando a la economía, lo único que está haciendo es castigar a los bancos. Por otra parte, el objetivo fijado de inflación en el 2% es muy alto teniendo en cuenta la demografía japonesa”. Así, apuestan por “compañías domésticas, ya que las condiciones económicas en Japón son fuertes y ante la política monetaria que esperamos del BoJ”. Con todo, Richard Turnill, director mundial de estrategia de inversión en BlackRock, señalaba recientemente: “Vemos argumento de inversión sólido en la renta variable japonesa con cobertura de divisa y consideramos que esta clase de activos debería beneficiarse drásticamente de la reactivación económica a escala mundial, así como del posible repunte del crecimiento. Asimismo, la debilidad del yen es positiva”.
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