La marca personal en la era digital

Opinión de Ignacio Aguado, cofundador y CEO de Jastag y ex-vicepresidente de la Comunidad de Madrid

En un mundo tan digitalizado como el actual, donde cada “clic” o “scroll” nos sumerge en una corriente inagotable de información sobre los demás, tener una marca personal cuidada se ha convertido en algo esencial, tanto a nivel personal como profesional. Y es que ya no es suficiente con preocuparte de que “los tuyos” te conozcan bien y tengan una imagen de ti acorde con lo que realmente eres. Eso podía ser suficiente antes. Hoy, la marca personal trasciende la esfera de tus familiares y amigos para tener una repercusión potencialmente global y eminentemente digital.

Con el surgimiento y auge de las redes sociales, nuestra marca personal se expande más allá del rastro que podemos dejar en las reuniones o encuentros presenciales de nuestro día a día. Nuestro perfil de LinkedIn, nuestros tweets, nuestras publicaciones en Instagram y nuestros blogs son extensiones de nosotros mismos y, por tanto, forman ya parte de lo que somos para los demás. 

Pero, ¿qué es exactamente la marca personal? Pues es la huella que dejas y la que te distingue del resto. Es la confianza (o desconfianza) que inspiramos. La suma total de nuestras acciones, valores y reputación. La amalgama de lo que decimos, cómo lo decimos y, lo más importante, cómo lo vivimos.

No importa si eres emprendedor, profesional independiente o empleado de una gran corporación: todos tenemos una marca personal. La pregunta que debemos hacernos hoy es si estamos siendo conscientes y proactivos en su construcción.

Me temo que la inmensa mayoría, no. Porque, lamentablemente, seguimos viendo los entornos virtuales y las redes sociales como escenarios de segunda. Lugares donde volcar nuestra vanidad en forma de vacaciones disfrutadas o merecidos ascensos. Espacios de recreo para adultos. Inocuos y mayormente improductivos.

La mayoría de las personas no sigue una estrategia preestablecida para la gestión de sus redes sociales o de su presencia digital, por lo que una parte importante de su marca personal queda en manos de la improvisación o la ocurrencia del momento. ¿Es legítimo gestionar tus redes y, por tanto, tu marca personal de esta forma? Por supuesto. Pero te aseguro que es más interesante utilizar la potencia de las redes con algo de estrategia. Por eso te propongo que, a partir de ahora, le dediques un minuto a pensar: ¿por qué y para qué tu siguiente post. ¿Te está ayudando a construir la marca personal que quieres? ¿O te está alejando de ella?

Los líderes que ejercen como tales son los primeros en entender la importancia de cuidar su marca personal, tanto en entornos online como offline. Porque saben que liderar no consiste solo en dirigir equipos o tomar decisiones estratégicas. La clave está en inspirar confianza y construir lealtad, de ahí su empeño en tratar de ser auténticos, transparentes y coherentes.

La autenticidad es, desde mi punto de vista, el corazón de la marca personal. Cuando hablamos de construir tu propia marca, no hablamos de construir una imagen artificial o impostada. Simplemente se trata de ser tú mismo, incluso cuando la presión social nos empuja a ser alguien que no somos. La gente no quiere interactuar con robots o máquinas que se limitan a reproducir lo que otros ya han dicho. Quieren conectar con seres humanos reales, con valores auténticos e historias genuinas. Porque las historias nos conectan emocionalmente con los demás, haciendo que tu marca se perfile frente al resto. ¿Te has preguntado alguna vez cuál es tu historia personal? ¿Qué te motivó o impulsó a hacer lo que haces? ¿Cuáles son los valores que dan sentido a tu vida o a tu trayectoria profesional? Compartir estas historias no solo humaniza tu marca personal, sino que también te hace único.

En segundo lugar, ser transparente te hace más creíble y, por lo tanto, más confiable. A todo el mundo le gusta conocer a gente franca y sin dobleces. Nos perturba y nos genera desconfianza la gente que no tiene la mirada limpia o el discurso sencillo.

Y, por último, la coherencia. Porque es la coherencia lo que te hace ser previsible. Cuando algo o alguien es previsible, nos ahorra tener que imaginarnos su reacción. Y cuando alguien ya sabe cómo vamos a reaccionar ante un determinado acontecimiento, es que nuestra marca personal está empezando a tener vida propia. 

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