El BCE tenía previsto que según se aproximara las elecciones en el país cundiera el pánico y que la salida de capitales provocara un serio quebradero de cabeza para el sector financiero. En los últimos días, los medios germanos contaban que se había producido una fuga de capitales de 3.000 millones.
El mismo gobernador del Banco Central de Grecia tuvo que salir a tranquilizar las cosas, afirmando que junto al BCE se había establecido medidas para evitar esta situación. Pero el medio griego va más allá y dice que los problemas en algunas entidades han surgido antes de lo previsto y todos los bancos terminarán por acudir al ELA.
Este programa es un último recurso establecido por el Banco de Grecia para cuando los bancos tienen un problema de liquidez y el BCE deja de respaldarlos. Desde 2010, el BCE ha aceptado deuda pública griega y valores respaldados por el Estado heleno como garantía en sus operaciones de refinanciación con la condición de que el Gobierno cumpla con las medidas de austeridad y las reformas acordadas en sus acuerdos pactados a cambio de la ayuda financiera internacional. Pero, recientemente Draghi ha amenazado con cortar la financiación si el país no cumple con los recortes.
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