El martes 2 de septiembre, un tribunal alemán prohibía esta aplicación gracias a la denuncia de la asociación taxista del país. Esta noticia, no fue del todo bien recibida por los usuarios de la aplicación, que vieron como desaparecía la alternativa más económica que existe al servicio de taxis tradicionales.
Tal fue la respuesta de estos, que en solo tres días, Uber incrementó sus descargas en un 590% en las cinco ciudades alemanas donde operaba, Hamburgo, Dusseldorf, Múnich, Berlín y Fráncfort, e incluso, registró buenos resultados en ciudades donde aun no estaba implantada.
Ahora, 15 días después, el servicio que pone en contacto a pasajeros con conductores particulares, parece haber ganado la batalla, que no la guerra, contra la asociación de taxistas, Taxi Deutschland. Esto solo supone una victoria parcial, ya que el portavoz del Tribunal, Arne Hasse, indicó que el juez se muestra a favor de los argumentos presentados por Taxi Deutschland, pero señaló que la asociación del taxi alemana no ha actuado lo suficientemente rápido para cumplir las leyes locales. Desde la organización indicaron que siguen creyendo que Uber está actuando fuera de la ley y aseguraron que podrían apelar esta decisión judicial el próximo mes.
Aunque en principio, Uber era el mayor damnificado por este escándalo en Alemania, los recientes hechos dejan entrever que la aplicación en lugar de víctima ahora es verdugo, y es que, finalmente, no ha perdido nada. Más bien al contrario, Uber ha ganado miles de usuarios, y una campaña publicitaria que la ha hecho popular en todo el mundo.
Lo que parecía un fracaso para Uber, se ha convertido en un éxito, y todo lo contrario para los taxistas alemanes, que además de no haber acabado definitivamente con el servicio, se han ganado una muy mala reputación entre el sector de clientes más joven. Hasta que se resuelva de manera definitiva el asunto, solo está clara una cosa, la frase, "La mala publicidad no existe" se ha cumplido en este caso al pie de la letra.
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