La continuidad de las hostilidades y las acusaciones mutuas de incumplir los acuerdos de Minsk ha provocado que el Gobierno de Poroshenko valore la introducción de un contingente de paz en la región de Donbás, donde todavía se está produciendo enfrentamientos con munición pesada.
Hasta ahora Rusia y los rebeldes se oponía a esta circunstancia por ir en contra los acuerdos alcanzados. Pero la persistencia de bombardeos a su emplazamiento en Donbás ha hecho que cambien de postura y estén de acuerdo que los cascos azules se desplieguen en la zona de seguridad acordada de donde se tenía que haber empezado a retirar el armamento pesado.
Poroshenko pidió en el parlamento ucraniano la intervención de la ONU y señaló que "la mejor opción sería que la misión estuviera encabezada por fuerzas policiales de la Unión Europea" y ha pedido al organismo de seguridad ucraniano que apruebe la propuesta.
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