Los últimos datos de la EPA apuntan hacia una recuperación activa del empleo en España, con una subida de la ocupación de 87.692 personas (18,4 millones de ocupados) y una caída del paro de 98.317 personas (3,4 millones de desempleados). Las previsiones del Gobierno son también optimistas; con vistas a superar los 20 millones de ocupados en 2020 y a reducir la tasa de paro hasta el 11,1%. Sin embargo, los datos publicados por el Ministerio de Empleo tienen una doble lectura más allá de la estacionalidad propia de estas fechas. En su ‘Informe de coyuntura laboral’, el sindicato Comisiones Obreras (CCOO) analiza algunos de los rasgos que caracterizan al mercado laboral español desde el inicio de la crisis y que lo han ido determinando a lo largo de su reestructuración. En primer lugar, el organismo hace referencia a la pérdida de población activa como uno de los motivos de mejora de las estadísticas laborales. En el cuarto trimestre de 2011 la población activa en España alcanzaba los 23,44 millones de personas (18,5 millones de ocupados y 5,29 millones de parados), en el último periodo de 2016 esta cifra se había reducido hasta los 22,15 millones (18,51 millones de ocupados y 4,24 millones de parados). Esta comparación refleja que el empleo solo aumentó en 355.000 personas, por lo que el descenso del paro (-1.050.000 personas) se explica principalmente por la pérdida de población activa (-694.000 personas). Las causas que alega el sindicato varían desde la emigración, al envejecimiento o a la población desanimada que se retira del mercado laboral. Desde el inicio de la crisis la población activa masculina ha caído 1 millón de personas (- 948.000 entre el 4T2008 y el 4T2016) mientras que la caída de la población activa femenina ha sido mucho más moderada. Por otro lado, el sindicato advierte de que la recuperación del empleo no ha venido pareja a un cambio en el modelo productivo. En junio la creación de empleo siguió concentrada en hostelería (36.448) y comercio (31.344), y en menor medida en las actividades administrativas y servicios auxiliares (21.259), sanidad y servicios sociales (20.412) e industria manufacturera (13.724). En esta línea, la variación de la afiliación al régimen general de la Seguridad Social durante 2016 muestra el impulso del sector servicios en la creación de empleo. En 2016 el 48% del aumento de la afiliación al régimen general se concentró en comercio, hostelería, servicios administrativos y auxiliares y construcción. Las cifras reflejan que la hostelería encabeza claramente la creación de empleo en esta salida de la crisis: en los últimos tres años, uno de cada cinco empleos netos se ha creado en la hostelería, aumentando su peso en el empleo total. Además, en España, la mayor parte del empleo se ubica en actividades de bajo contenido tecnológico y apenas el 7,1% de la población ocupada trabaja en sectores de contenido tecnológico medio y alto. Los tres años de recuperación económica muestran que sigue sin consolidarse un cambio del modelo productivo: el 91,3% de los puestos de trabajo generados en términos netos se ubican en sectores de contenido tecnológico bajo, y solo el 8,7% en ramas de la industria y los servicios de contenido tecnológico medio y alto, según los datos de CCOO. Otro factor a tener en cuenta es el desfase entre el número de parados oficiales y el número de personas que realmente buscan empleo a pesar de estar ocupados. La cifra de personas inscritas en los servicios públicos de empleo es muy superior al dato de paro registrado. En junio de 2017 hay 3.362.811 parados registrados y además 281.797 demandantes de empleo no ocupados y 1.040.136 demandantes de empleo ocupados que buscan una mejora de empleo, un empleo especializado o tienen disponibilidad limitada. En total, los demandantes de empleo son 4.684.744, lo que equivale a 1,32 millones más que los parados registrados. De la misma forma, uno de los problemas que más lastran al mercado laboral español son sus altas tasas de temporalidad. Entre el cuarto trimestre de 2013 y el de 2016 se crearon 1,29 millones de empleos asalariados, el 57% temporal y la tasa de temporalidad ha subido del 23,7% al 26,5%. El empleo a tiempo parcial creció con fuerza al comienzo de la crisis y pasó de suponer el 11,1% del empleo asalariado (3T2007) al 17,7% (2T2014), para bajar al 16,6% (4T2016). En 2016 se firmaron 20 millones de contratos: el 91% temporales (59% a tiempo completo, 32% a tiempo parcial) y solo el 9% indefinidos (el 5% a tiempo completo, el 4% a tiempo parcial). En junio de 2017 se han firmado 2,1 millones de contratos, el 92% temporales (un tercio a tiempo parcial) y solo el 8% indefinidos (4,7% a tiempo completo y el 3,2% a tiempo parcial). Algo más de un tercio de los contratos firmados (35,5%) han sido a jornada parcial. Por otro lado, la Asociación Nacional de Agencias de Colocación (ANAC) advierte de que, pese al repunte de la contratación indefinida experimentado durante 41 meses consecutivos; «un contrato indefinido ya no es sinónimo de estabilidad o calidad». Según los datos del Observatorio de ANAC, las franjas salariales medias han descendido hasta situarse por debajo de los 20.000 euros anuales.
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