La Reserva Federal, sin sorpresas

Al mercado no le gustan las sorpresas, ni la incertidumbre, ni los sobresaltos. Una prueba de ello es que cada vez que las nubes ensombrecen de una manera o de otra la situación geopolítica en Ucrania, los índices bajan. Ocurre lo mismo con la política monetaria.

En marzo, en lo que fue la primera reunión de la recién estrenada presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, hubo imprevistos. Janet Yellen puso fecha al programa de compra de bonos y a la subida de tipos de interés, aunque en su rueda de prensa se empeñó en insistir que la institución se centraría en el conjunto del cuadro macroeconómico (no sólo en el desempleo) para tomar nuevas decisiones. Desde entonces, hemos tenido unos meses de marzo y abril donde varios presidentes de la reservas federales han utilizado distintos foros, desde medios de comunicación hasta encuentros económicos, para especular sobre cuando sería este temido momento.

Un mes después del susto, llegó una nueva reunión del Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal. La lección estaba aprendida, no hubo sorpresas. La decisión de la FED que se situó en línea con las previsiones del consenso y decidió recortar la QE3, su programa de compra de activos, en 10.000 millones de dólares mensuales, hasta 45.000 millones de dólares al mes.

En concreto, el banco central americano recortará sus compras de activos MBS hasta 20.000 millones de dólares mensuales desde 25.000 millones. Además, reducirá sus compras de bonos del Tesoro hasta 25.000 millones de dólares desde 30.000 millones.

Todo ello a pesar de que la economía de Estados Unidos se haya estancado en el primer trimestre al registrar un crecimiento en el PIB del 0,1%, frente al 2,6% de los últimos tres meses de 2013 y en comparación con la expansión del 1,2% que esperaba el consenso.

El Gobierno indicó que la desaceleración se debe principalmente al impacto negativo de la inversión empresarial, la bajada en exportaciones y a que los inventarios han aumentado a un ritmo más lento. Por su parte, la Reserva Federal no reflejó mucha preocupación en su comunicado acerca de esta ralentización. La institución, en línea con otros economistas, considera que este descenso es momentáneo y que en los próximos meses crecerá.

Acerca de qué sucederá cuando la compra de activos llegue a su fin hay diversas teorías. El consenso estima que el impacto será mínimo, pero hay voces disonantes entre algunos economistas que aseguran la retirada de los estímulos causará un profundo descenso en los precios de las casas y de las acciones produciéndose una severa recesión.

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